Tal vez son un estilo pijo, fashion light, sofisticado en procederes sobre su persona, el entorno, con la necesidad de brillar y ser admirados, comentados. Bueno: Óscar Wilde, Dalí, José Luis Cuevas, Fassbinder, Klaus Kinski, José Carlos Becerra, Truman Capote, Salvador Novo, Tamara de Lempika, y pon a quien tú consideres: son fastuosos, brillantes, ególatras monstruos, pero,
CON OBRA. Los hipsters brillan pero no tienen obra, son oropel: a lo mejor, su obra son ellos mismos, lo cual para nosotros, devoradores y creadores de cultura, su talento estético autopromocional está vacío: en eso tienen razón Lipovetski y Z. Bauman: es la era del vacío, del amor líquido, el hartazgo, la saciedad, para todos nosotros, los happy few. Pero les concedo que su barroquismo sui generis, específico, es como arte urbano callejero y clasista: ellos son como artistas de la oquedad de sus autopoyéticas biografías acharoladas.
Tal vez, poco a poco iremos simpatizando con sus valores y justipreciemos sus obras-cuando las veamos-eso nunca se sabe. En eso me hermano con ellos, y tal vez sea yo un miligramo hipster, creo que algo…la comida, el reciclaje, las caminatas, lo cool, aloof, pero menos en la vanidad del espectáculo y el exhibicionismo, y mucho más en lo del dolce far niente=el dulce goce de no hacer nada valioso, de calidad. Espero escribas tú otra reflexión para ir profundizando sobre el tema.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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