Hoy recordamos el nacimiento de Jesús. Hoy celebraremos la noche buena, la noche de la llegada de Dios a la tierra. El nacimiento del mesías. Hoy es el día más importarte para el creyente. Recordar a María que con humildad, confianza y fe, aceptó el mandato de Dios al ser la elegida para ser la madre de su hijo, de ser la madre Dios.
María nos enseña la humildad, la confianza, la fe. El cómo tener un corazón abierto, acogedor, lleno de ilusión, esperanza y amor a Dios y al prójimo. Como meditar y decir ¡sí! a los planes de Dios. Como madre temió por su hijo y guardo en su corazón todo lo que no entendía. En los problemas de la vida, ella no se siento perpleja, escucho el mensaje de Dios y confío, todo lo puso en sus manos.
La importancia de la familia para el creador.
El niño Dios no viene al mundo solo, él entra en el seno de una familia, María y José. Esto nos invita a redescubrir, revalorizar y reconocer el valor de nuestras familias. No fuimos puestos en el mundo en soledades, por más que queramos apartarnos, pues el plan de Dios es la comunión, la fraternidad; la hermandad, el encuentro, el amor de hogar, el amor de familia, el regalo más grande que Dios ha dado es la familia. No vuelvas a tus seres de sangre extraños, no vengas con prisa o solo por compromiso de navidad, Dios nos dio una familia y es en casa donde se aprende la comunión; la familia es la escuela donde se aprende los grandes valores de vida, la familia es hospital, donde se sanan las heridas y donde se curan las enfermedades, la familia es la fábrica donde se construyen seres humanos, la familia es capilla oratoria donde se reconoce y se adora a Dios. El niño Jesús vino al mundo, entró en la historia de la humanidad en el seno de una familia, de un hogar.
Por eso hoy es día de estar con la familia, redescubrir el valor de la familia y reencontrarse con ella. Hogar, hoguera, luz, calor, eso es la familia. Hoy en la noche buena, es recordar la Natividad de Dios en la tierra, es aceptar que nazca en tu corazón, en tu familia. Hoy no es un festejo cualquiera, no es una gran cena, no es vino y baile, Hoy es festejar como aquella noche en el pesebre de Belén, con humildad el nacimiento de Jesús en cada una de nuestras familias. Hoy como Melchor, Gaspar y Baltazar, reconozcamos su grandeza, su naturaleza divina y su inmortalidad.
Debemos tener la humildad como María y dejar que Dios nos guíe. Descubrir que lo esencial primero es amar, antes que tener cosas. Lo primero es el ser interior, antes que el hacer. Primero es el ser interior, cultivarnos, construirnos por dentro, antes que el apareces, las apariencias, lo like, o los me gusta en las redes sociales no nos hacen ser más grandes, somos personas no personajes, somos seres antes que haceres o apareceres, primero es el ser. Volver a lo esencial es descubrir que primero es el servir antes que el dominar, lo esencial está en el hombre humilde y la mentira está en el soberbio, porque el hombre sabio no alardea, porque cada vez reconoce lo poco que conoce.
Aprendemos el gran don de Dios del silenciamiento de la autorreflexión, la intimidad con Jesús, La contemplación, entrar al templo interior de tu vida donde habita Dios, mirar con el corazón, para llenarnos con la presencia de Dios. Dios solo se hace fuerte en el silencio. Noche de silencio, de contemplación, de paz con Dios. Hacer que Dios nazca en nuestro interior y vivir su natividad.
Cuando dices, Feliz Navidad, mejor dicho, expresar: “Dios nace en mí, Dios está conmigo, Dios ha venido a mí. Amen”.
Queridos amigos, ¡Feliz Navidad les desea su amiga, Laura Ramos¡
Comments