Del verbo latino «adventus», que significa “llegada”. Para los cristianos hablar de adviento, es hablar de la venida de cristo, de su nacimiento de la “Natividad” de Jesús. Remembrar el nacimiento de Cristo, haciendo que los creyentes se preparen con el adviento para recibir y vivir la natividad de Jesús el hijo de Dios. El adviento, ayuda a prepararse espiritualmente para el gran acontecimiento de la navidad, a descubrir los medios de perseverancia en los que hay que poner más atención. Para los creyentes; en este tiempo de adviento, nos toca a nosotros reflexionar y ser jueces de nosotros mismos para prejuzgar en lo que hemos fallado y pedir perdón a Dios por ellos.
El tiempo de adviento es un período privilegiado para los cristianos, es dinamismo, es alegría, es preparar el camino, para recibir a dios. Es recordad el pasado que nos impulsa a vivir el presente y preparar el futuro. La liturgia de la Iglesia de la iglesia católica, da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, tiempo que es una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor. La liturgia se viste de purpura o morado en señal de penitencia. Recordando el pasado contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén.
Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida. El pasado nos hace reflexionar sobre la forma de vivir en el presente, en nuestra vida diaria con la presencia de Jesucristo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor. y prepararnos para el futuro con la esperanza de la venida de Cristo. El Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección. La iglesia invita a los creyentes a que en esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, nos olvidemos el verdadero sentido del Adviento y que nos esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
El adviento invita metafóricamente a seguir la senda que nos lleva hasta belén, ponernos en camino, limpiarlo y quitar los obstáculos para poder caminar con soltura y sin ninguna dificultad, cojamos la vela, encendamos nuestra fe y seamos testimonios para que otros sigan la luz. Con ánimo, confianza y fuerza para llevar la vela encendida y cuidar que en ningún momento se apague, aunque el viento sople en contra. No nos quedemos parados, no nos dejemos llevar por la comodidad y ofertas lúdicas que se nos ofrecen y hacen perder el sentido de que lo significa adviento. Prepararse para recibir a Jesús es esfuerzo, es generosidad, es aprender a no ser protagonistas, es ser portadores de las buenas noticias que el mundo pudo y puede tener. El nacimiento de Dios que se encarna para impartirse y darse en amor a la humanidad. El adviento es alegría, es preparación, es preparar el camino para recibir a dios. Es momento de reflexionar, de cambiar y de pedir a Dios nos ayude a cumplir con él a cada momento.
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