No cuesta nada, pero crea mucho. Enriquece a quienes reciben, sin empobrecer a quienes dan. Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre. Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie es tan pobre que no pueda enriquecer por sus beneficios. Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos.
Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes, y el mejor antídoto contra las preocupaciones. Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente. Y si en la extraordinaria afluencia de último momento alguien está demasiado cansado para rindarle una sonrisa, ¿podemos pedirle en cambio que nos deje usted una sonrisa suya? Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar. Frank Irving Fletcher De: J. G. Malakara, “7 segundos de optimismo”, Offset Vilar, México, 1971.
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