Él, fue tal, como Führer, Jefe: con todo el poder bélico, destructivo, cismático, propagandístico y el estúpido, alucinado simbolismo trasnochado del REICH milenario.
Lo demás no cuenta.
A propósito: en EL TRANSPORTE DE ADOLFO HITLER A SAN CRISTOBAL, Georges Steiner logró en esta novela gloriosamente fallida, una proeza: ontologizar el genocidio, la guerra, la historia en una perspectiva del mal-concepto que referido a la Europa en guerra y despedazada, tiene su peso.
El comando israelí que lo captura en la jungla de Brasil donde vivía oculto, lo hace hablar y por su boca fluye un discurso envenenado, hechizante que dice: todos fueron yo: yo soy el instrumento de sus deseos; con un aroma hegelianizante de su trayectoria en el poder.
No dejen de leerlo por favor, más ahora que muchos jóvenes y adultos alemanes, nacionalistas reivindican una nación para ellos “limpia” y aria.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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