Hace algunos años escuché acerca de la existencia de un batallón irlandés que se había unido a los mexicanos en la injusta intervención expansionista norteamericana a nuestro territorio mexicano. Esos irlandeses eran miembros del ejército gringo. En Matamoros Tamaulipas deciden cambiarse de bando. Dos causas los movieron: su hondo sentido religioso católico y el sentir que iban a librar una guerra totalmente injusta. México estaba en total estado de miseria. El hecho que México profesara la religión católica era otro motivo de alianza.
Razones absolutamente románticas y de fe para tomar partido. Esto habla de esos hombres irlandeses. Valores humanos de alto nivel. Pudieron acomodarse sin ningún problema al cruel materialismo y gozar del éxito de la intervención gringa. Fueron parte de la defensa del Convento de Churubusco cuando los norteamericanos encontraron fiera defensa del sitio por parte del ejército mexicano. Al no haber municiones y tomar victorioso el convento el general estadounidense Twiggs se encontró con las heróicas palabras del General Pedro María Anaya «Si hubiera habido parque usted no estaría aquí». El gringo exigía el elemento de guerra para consumar la rendición. Aquellos irlandeses miembros del ejército mexicano fueron hechos prisioneros y colgados la mayoría en la Plaza San Jacinto en San Ángel.
Ahí se encuentra una placa en homenaje a esos jóvenes que dieron su vida por México. Eran tiempos en que uno se topaba con este tipo de historias. Unos irlandeses luchando por México por considerar injusta una intervención y por respeto a sus lineamientos cristianos. A eso se le llama heroicidad, amor, solidaridad al débil, pelear por lo justo. Luchar y defender las propias convicciones. Esa es la gran lección del «Batallón de San Patricio». Historias que ya no se ven, ni se oyen. El mundo necesita urgentemente héroes, idealistas, románticos, algo limpio en que creer. Ojalá esta historia fuera debidamente llevada al cine, al teatro, a la literatura.
Hace tiempo se hizo una película al respecto con el nombre de «One´s Mans Heroes». Lamentablemente no era una buena cinta. Era una producción norteamericana llevando en los protagónicos a Tom Berenger, John. C. Reilley y a Daniela Romo. Una de las locaciones se hizo en las Dunas de Bilbao laguneras. Hace dos años en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara conocí al gran director cinematográfico irlandés Jim Sheridan («Mi pie Izquierdo», «The Field», «In America»,»En el nombre del Padre») y me comentó su interés por llevar esta historia al cine. Sería maravilloso. Raúl Adalid Sainz, Cd de México Tenochtitlan.
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