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Desde la academia
Dr. Damián Arévalo Orozco
A propósito del CCLXX Aniversario del Natalicio de Don Miguel Hidalgo y Costilla celebrado en su Aula Mater, en la que fue alumno, profesor, tesorero y Rector, se realizó el acto que desde 1902 se lleva a cabo para conmemorar la vida y obra del Padre de la Patria por la gesta heroica al levantarse en contra de los españoles, iniciando el movimiento denominado Guerra de Independencia.
Acto propicio, por lo menos hasta hace algunos años, para recordar ante la comunidad universitaria la preocupación de Hidalgo por una sociedad libre que mejore las condiciones de vida de los nacionales, para implementar una sociedad más justa, sobre la base del avance del conocimiento expuesta en las doctrinas más avanzadas de su época. También, el acto permitía en un sentido de tolerancia, la participación de oradores diversos que exponían problemáticas aquejantes de la sociedad estatal, nacional e internacional. Un acto que a nivel nacional llamaba la atención de propios y extraños, la comunidad nicolaita era símbolo de ideas progresistas, de una voz crítica y propositiva para encontrar soluciones más allá de sus problemas internos o domésticos.
Poco a poco, estas voces han ido callando, reduciendo su eco a la solución de su crisis económica interna. La comunidad universitaria, heredera del pensamiento de Vasco de Quiroga, Miguel Hidalgo, José María Morelos, Melchor Ocampo, Pascual Ortiz Rubio y muchos otros nicolaitas, ahora trata de resurgir; por un lado, haciendo frente a sus problemas estructurales, a los constantes embates externos por reducirla a un simple centro escolar. Por el otro lado, y sacando fuerzas de flaqueza, a sostener sus carreras tradicionales y humanistas, sin dejar de ir innovando en las nuevas carreras que demanda la sociedad.
La Universidad está aquí, vigente, a pesar de todas sus vicisitudes, en un Estado cuyo aporte a la patria es indiscutible, mujeres y hombres que han legado su vida por una Nación democrática; sin embargo, un Estado que no ha recibido en reciprocidad la atención en su desarrollo, social, económico y cultural, en el tema educativo, no se diga.
Hoy es propicio sumarnos al llamado del Gobernador del Estado, Alfredo Ramírez Bedolla para rescatar a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo desde el punto de vista financiero, para saldar el déficit de más de mil millones de pesos, que “supere sus problemas económicos y financieros” y si es mediante el reconocimiento como Universidad Nacional, sin perder su identidad, su esencia nicolaita, desde luego que nos sumamos.
Un Decreto del Poder Legislativo Federal que así la considere, sin perder su autonomía estatal e interna, para que le sea dotado del “presupuesto justo, pleno y suficiente”.
En tanto a los universitarios nicolaitas nos corresponde actuar con responsabilidad, en una administración trasparente, en un trabajo docente acorde con las exigencias actuales, en cumplir cada uno sus integrantes: estudiantes, eje central de su misión, trabajadores administrativos, académicos e investigadores.
La mejor forma de honrar la memoria de los próceres mencionados, (hoy la de quien nos convocó el 8 de mayo: Don Miguel Hidalgo) quienes desde la educación en las aulas del Colegio de San Nicolás y de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo lucharon por una mejor calidad de vida, es el trabajo responsable, aportando lo que nos corresponde y participando en la propuesta e iniciativa de ley para el reconocimiento como UNIVERSIDAD NACIONAL.
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