**** Una película que significa la condición de la mujer, en la responsabilidad de la crianza al hijo o el ejercer el derecho a la individualidad.
Cinematográficamente la película es muy redonda y propositiva en su narrativa. La adaptación de la novela ( «La Hija Oscura», de Elena Ferrante), a guión, es acertada, va más allá de la ilustración. La cámara (es el alma y pensamiento de la protagonista, comenta su pensar), uno de los aciertos que más agradecí. El juego de tiempos, en uso del flashback, es recurso narrativo que ahonda y no hace perder la atención retenida para el espectador. Hay una gran dirección de actores, la directora (Maggie Gyllenhaal, la recuerdo excepcional en «Loco Corazón», junto a Jeff Bridges), fue actriz, y conoce la materia interpretativa y el tono que buscaba para traducir la realidad a vivir. La protagonista, Olivia Colman, es la cereza en el pastel. Extraordinaria interpretación. Una película honesta, realizada con responsabilidad y argumentos que permiten una reflexión crítica y sensible a estas situaciones de vida honda de la mujer, y su responsabilidad de criar a un hijo, y su propio derecho a ejercer su individualidad. La polémica surgirá en este caso. El ser o no ser, brincará travieso en la cuestión a resolver: me entregó a mi hijo, sacrificando mis enormes expectativas de realización profesional o abandono todo por ellas. Ahondar en este aspecto sería estropear la película, para quienes no la han visto. Ahí está el quid del asunto. Otro elemento a destacar es la atmósfera de locación elegida. Una playa en las islas griegas. Sitio ideal para el retiro de la protagonista, en busca de su encuentro con ella misma. En un aparente paraíso, los personajes son presos de sus prisiones interiores.
Quienes no tienen prisa y saben ver el cine en el detalle, en su ritmo natural, como es la vida, alcanzarán a descubrir este mundo a seguir de la protagonista «Lena». Quienes no, pues están habituados, y son gustantes del cine hollywoodense, ese de ritmo y edición frenético, se aburrirán y la descalificarán; dictando en la suficiencia de «sabios» del Parnaso, los epítetos: lenta y aburrida. No sabiendo que la ignorancia ignorada gobierna su sentido de apreciación y sensibilidad.
La película tuvo grandes críticas del jurado en el prestigiado «Festival Internacional de Cine de Venecia», y eso es mucho decir.
La puedes ver por Netflix.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan.
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