Morelia, Mich.- Hay la esperanza para que los gobiernos ocupen funcionarios, empleados y trabajadores con personalidad, conocimientos y carisma que den la talla para los puestos que son designados.
Quién no recuerda la frase de un político folclórico del estado de Guerrero, Rubén Figueroa, cuando decía “La caballada está flaca”, y que tiene realmente un profundo sentido dentro de la realidad política reciente.
Y que se manifiesta mucho cuando se estructura un gabinete, al aventón. Los verdaderos empleados, funcionarios y trabajadores poco a poco se han acabado, la mediocridad sobra. Hay chambismo, necesidad de enriquecerse en poco tiempo.
Hoy aquí en Michoacán y en todo el país, se ocupa gente y empleados que defiendan la camiseta en el sentido completo de la expresión.
José ingenieros, habla sobre la mediocridad, cuando dice que:
“En ciertos periodos la nación duerme dentro del país. El organismo vegetal, el espíritu se amodorra. Los apetitos acusan a los ideales, tornándose dominadores y agresivos. No hay astros en el horizonte ni oriflamas en los campanarios. Ningún clamor del pueblo se percibe. No resuena el eco de grandes voces animadoras. Todos se apiñan en torno de los manteles oficiales para alcanzar alguna migaja de la merienda. Es el clima de la mediocridad. Los estados tornase mediocracias, que los filólogos inexpresivos preferirían denominar mesogracias”.
Y prosigue:
“En cada comarca, una facción de vividores detectan los engranajes del mecanismo oficial, excluyendo de su seno cuantos desdeñan tener complicidad en sus empresas. Ahí son castas advenedizas; allí sindicatos industriales, acullá facciones parlaembalde. Son gavillas y se titulan partidos. Intentan disfrazar con sus ideas su monopolio del Estado. Son bandoleros que buscan la encrucijada más impune para expoliar a la sociedad”.
Ante la ausencia de líderes en lo político, y de buenos funcionarios y empleados en los municipios, gobiernos estatales; es importante destacar que hay algunas excepciones; sin embargo, ante esta crisis de valores, de hombres, de gente congruente que decida entregarse al servicio público y abonar en el desarrollo, se ocupa de la inteligencia de quien es el responsable de la designación de los puestos, hasta de un sencillo barrendero. No dejen perder esta oportunidad. / Carlos Tadeo Vaca.
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