CDMX.- Mi generación ha sido muy afortunada al crecer con tanta buena música y también hemos sido, lamentablemente, testigos de la despedida de tantos músicos legendarios que nos acompañaron casi toda nuestra vida.
Era 1966 y en pleno pináculo de la Ola Inglesa aquí en México empezó a sonar muy fuerte «Satisfacción» con los Rolling Stones.
Yo tenía 12 años y escuchaba ese disco en una rockola que tenían en una fonda cercana al Casco de Santo Tomás donde empezaba mi trayectoria como estudiante del IPN.
Cada década y generación han tenido una perspectiva propia de los Stones y en mi caso me tocó conectar con ellos a través de esta rola que los catapultó mundialmente.
Por seis décadas he sido testigo de sus cambios, de su evolución, de sus escándalos y de su investidura como auténticas leyendas vivientes, como sus Satánicas Majestades, como la mayor banda de rock en el mundo.
Enterarme del fallecimiento de Charlie Watts enciende la luz de alerta en el radar recordándome que el final de una época está cada vez más cerca, inevitablemente.
Hoy algo se rompió dentro de mí y lo admito, soy fan de los Stones clásicos, de la etapa del «England’s Newest Hit Makers» al «Exile on Main Street», lo que han hecho en el pasado reciente le he perdido la pista pero me quedo con el arsenal contenido entre los discos mencionados.
Por supuesto tuve el placer de verlos la primera vez que se presentaron en México en 1995 y con eso me bastó. Charlie Watts representa mucho en la leyenda que son los Stones y sin él ya nunca volverá a ser igual nada. Descansa en paz maestro. ¡Hasta pronto! / Víctor Moreno, músico mexicano.
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