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CDMX.- Navegando en internet apareció una publicación donde menciona que se relanzará una nueva versión de «Abuelita de Batman» de Botellita de Jerez en versión ska. Enseguida apareció una remembranza de Toncho Pilatos y su emblemática rola «Kukulkán». El mundo del Rock Mexicano es muy grande. Son ya poco más de 60 años de historia y en ese trayecto se han dado infinidad de historias y epopeyas. Por lo que me ha tocado vivir dentro de ese maravilloso mundo en los últimos 50 años tengo muy claro que en el primer lustro de la década de los setenta la curva ascendente de nuestro rock apuntaba muy alto gracias al interés y entrega de los grupos de entonces que daban continuidad a la evolución del Rock Mexicano iniciada por los pioneros a finales de la década de los cincuenta. Toncho Pilatos era la muestra más contundente de esa evolución logrando consolidar una propuesta y sonido auténticamente mexicano que le dio a nuestro rock la categoría que los ubicó a la par de sus similares internacionales. Esa continuidad se perdió (aunque no del todo) y en la siguiente generación surgieron propuestas tan valiosas como interesantes aunque sin embargo pareciera que para ellos (no todos), la premisa era otra; romantizar la imagen de un México con el que los de la generación de Avándaro no nos identificamos. Ya habíamos dejado atrás la etapa de «Nosotros los Pobres y Ustedes los Ricos», las tandas de las carpas, el «Teatro Fantástico» y los pachucos. Y no era por despreciar esa etapa de nuestra idiosincracia (sobre todo los chilangos), simplemente estaba entendido que se avanza hacia adelante, no hacia atrás. Como músico estoy comprometido a manifestarme con respeto hacia mis colegas (aún con aquellos que no lo entienden), sean quienes sean, me guste o no su propuesta. Es solo que después de esa comparativa que internet puso en mi computadora al presentarme juntas dos obras tan diametralmente opuestas como «Abuelita de Batman» y «Kukulkán» inevitablemente me movió a la reflexión: ¿hasta dónde es válido buscar la aceptación popular y el «éxito» radial aún a costa de retroceder a propuestas tipo «Perro Lanudo» o «Despeinada»? ¿Realmente lo lograron? Cada quien es libre de hacer la música que quiera y de la forma que pueda, muy respetable. Con esto me queda claro que existen varios públicos y varios México pero en cuanto a Rock Mexicano los grupos de los setenta dejaron la tranca muy alta y es hasta ahora que empiezan a surgir agrupaciones jóvenes como Rostro del Sol o Troker que encuentro propuestas dignas y congruentes que espero abran la puerta a la nueva sangre de nuestro rock que le de continuidad a la evolución. Evolución que se perdió no solo por las acciones del gobierno sino también por lo que muchos grupos no quisieron (o no pudieron) superar. Esa es mi opinión. / Víctor Moreno, músico.
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