Miradlo ahí, sobre el podio
Que ha labrado su fana y su talento;
Invulnerable a la calumnia, al odio
De quien quiere causarle detrimento.
De frente, erguido, con la frente altiva
Nos señala el camino del trabajo
Y nos dice: ¡Primero es el andrajo,
¡Pero mañana llegará la oliva!
Y vedlo solitario,
Melancólico y solo, pero fuerte,
Ajobando la cruz de su calvario
Con alma nobilísima y solerte.
¡Coloso y mexicano!
¡Corre el arte pictórico en sus venas
Y lo vuelca el perfume
¡Como las rosas y las azucenas!
Al viento flota su melena espesa
Cuando toma el pincel. Es iracundo
Dejando el espectro de la huesa
Y desdeñoso en el altar del mundo.
Altísimo poeta,
Alado nuncio de progreso y gloria
Y del sublime pensamiento, atleta;
¡Haz surgir una Patria de la escoria!
Mira tú México… ya languidece
Y lo asfixia una atmósfera viciada;
Al lado nuestro el despotismo crece
Y no tenemos adalides, nada.
¡Inmólate! Existe otro Gólgota,
Otro Longinos que remueve heridas,
Serás un redentor en nuestro pueblo
Y nosotros seremos los deicidas.
¡Hijo de Uruapan (la gentil purépecha),
Madre de artistas, de videntes, de hombres
Al cubrirte de gloria
Has procurado a nuestra vida
Un aluvión de coruscantes hombres.
¡Ay, Uruapan, que todos los artistas
Reivindiquen al hijo postergado;
Eres madre de Pérez Coronado
Que Dios te dijo: ¡Parirás artistas!
Ramón Ortiz de Montellano.
De: Ramón Ortiz de Montellano. “Gropos de mi Tintero”, Uruapan, 1957.
Selección del texto, Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan.
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