“Nada ni nadie, en el exterior o en el interior, atentan contra la nación o sus instituciones democráticas…El hecho de que personas o grupos simpaticen con doctrinas social-progresistas, o sistemas económicos avanzados, no puede ni debe ser considerado como un delito, como no lo es ni debe considerarse como tal, la adhesión de ciudadanos mexicanos a doctrinas políticas de tendencias conservadoras o ultramontanas, ya que ni una ni otra forma de pensar están prohibidas por la Constitución; por el contrario, las garantiza con las únicas limitaciones señaladas por la Ley.
“El etapa histórica en que nos encontramos, fracasará todo intento de apoyar el progreso de México sobre bases de represión y de violencia, o dejando crear climas de intolerante persecución… Debemos todos cumplir con nuestra responsabilidad para asegurar la paz con libertad y el progreso con justicia social, no con reprensión, hasta verbal”.
Fuente: “Guión de acontecimientos”, Revista mensual, número 43, México, 15 de diciembre de 1959. Editor Narciso Bassols Batalla.
Selección de texto, Juan Barrientos Figueroa.
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