Cdmx.- Ante estas imbecilidades de quienes cobran, y muy bien, por ensalzar la cultura, uno sólo puede sentir agradecimiento mayúsculo a nuestros maestros de primaria y secundaria, a los creadores de las multicromáticas monografías que recortábamos y pegábamos, y a nuestros jefes anteriores, que jamás hubieran permitido un error de este calibre impreso, al aire o en redes. Muchas gracias por salvarnos del ridículo. / Salvador Quiauhtlazollin.
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