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CDMX.- El 4 de mayo de 1970 en la Universidad de Kent, en Ohio, la Guardia Nacional del ejército de Estados Unidos abrió fuego dentro del campus contra estudiantes que se manifestaban contra la guerra de Viet Nam.
No se defendían de otros soldados ni de gente armada, ni de delincuentes. Les dispararon a muchachos indefensos que no rebasaban los 20 años de edad, que ejercían su derecho a la libertad de expresión y que muy justamente le decían a Nixon, su presidente «Ya basta». Y a cambio recibieron balas.
Les dispararon a sus propios jóvenes, a los hijos de los comerciantes, taxistas, servidores públicos, etc. que deberían confiar en su gobierno y en su ejército. Esos jóvenes ya habían entendido que eso no era posible y se negaban a seguirle el juego al gobierno participando en una guerra provocada para redituarle enormes y ofensivas ganancias a sus fabricantes de armas, como han hecho toda su vida llevando la guerra a cualquier parte del mundo, como hasta ahora.
Este tipo de actos son una vergüenza que arrastrarán el resto de su existencia. Y les vale madre. ¿Cómo le justificas a los padres de estos muchachos que mataste a sus hijos porque eran una amenaza para tus privilegios, privilegios que sostienes con el dinero de los impuestos? Impuestos que pagan los padres de los chicos y chicas asesinados.
En México vivimos la misma historia, desde el 68 hasta Ayotzinapa. Y los culpables, allá y acá siguen en sus puestos, son intocables. Aquí hablaron Óscar Chávez o el Páxaro Alberto en su momento. Nunca habrá justificación para estos actos de barbarie ni perdón para quienes los perpetraron. / David Moreno, músico.
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