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CDMX.- Cuando el Grupo español “Mecano” se integró en su país natal, no tardaron buscar nuevos horizontes en otras latitudes fuera de Europa, llegando a nuestro país, aquél año de 1993, con el afán de alcanzar la aceptación del público azteca que nada sabía de ese trío que ya comenzaba a hacer eco en los lugares en que se presentaba en toda España.
Integrado en 1981 por José María e Ignacio Cano, y la vocalista Ana Torroja, cuyas edades fluctuaban entre los 18 y 22 años de edad, Mecano, pretendía difundir su música orientada al denominado “Tecno-Pop” y al “New Age”, a través de piezas de su autoría y originalidad.
Con destreza en los sintetizadores, cajas de ritmo y micrófonos, los músicos expresaban una gran capacidad artística, aprovechando en talento de la voz melodiosa y fascinante de Ana Torroja, que con la letras propias de la autoría de ellos mismos, alcanzarían el estrellato en el menor tiempo que ellos mismos creían. Al inicio seguían las tendencias de grupos y bandas inglesas de moda como Spandau Ballet, Classix Nouveaux, y Duran Duran, pero inmediatamente se notó su sello latino y propio de interpretar los sonidos electrónicos y la voz.
Sus primeros tres singles: “Hoy no me puedo levantar”, “Perdido en mi habitación”, y “Me colé en una fiesta”, sorprendieron a la juventud española, a tal grado de hacerse sus fieles seguidores. Las disqueras fueron tras ellos. A pesar de no tener estudios musicales, y crear de “oído”, los Mecano rápidamente se elevaron a la cumbre en España.
Así, inmediatamente bajo este contexto, el trío Mecano llegó por primera vez a México en 1983 con el afán de dar a conocer su propuesta musical, por medio de su primer álbum titulado: “Mecano”, con su single promocional “Maquillaje”, canción pegajosa que pronto hizo que el público mexicano entonara: ”¡No me mires¡, ¡no me mires¡, ¡no me¡, ¡no me¡.., ¡no mires, déjalo ya!!!”.
Y es que el mismo Nacho Cano, aseguraba que nuestro país era un mercado potencial muy amplio no explotado. Quien además reiteraba que cada canción del álbum era como una pequeña historia y en ella hablaban de cosas muy accesibles que le podían suceder a cualquier persona, a cualquier joven, chica, de mido que se podían identificar fácilmente con lo que decían sus rolas. / Juan Barrientos Figueroa.
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