Esta ocasión dedicamos las siguientes páginas al entrañable amigo Héctor Ceballos Garibay (+), para recordar a su abuelo, don Valente Garibay Palafox, un personaje muy conocido del Uruapan del ayer.
Valente Garibay Palafox era originario de Peribán, nació por el año de 1885. Hijo de Mariano Garibay y Guadalupe Palafox, ambos oriundos de tal población.
A temprana edad trabajó al lado de un grupo de arrieros que solían llevar y/o traer mercancías y artículos desde su tierra natal hasta Acapulco, viajando a través de jornadas por muchas poblaciones, incluyendo por supuesto Uruapan, la zona de Apatzingán, Aguililla, Coalcomán y hasta la citada ciudad de Guerrero.
De joven radicó una breve temporada en la tranquila ciudad de México, donde laboró en diversos oficios para poder subsistir.
Justamente, en esta gran metrópoli fue aprendiz de sastre; y en el Mercado de la Merced llegó a ser cargador y luego vendedor fruta de temporada; incluso, hasta se ganó la vida como músico empírico tocando el violín -su instrumento favorito- en algunos tríos, cuartetos y quintetos, donde también participaba un primo suyo; y junto con los integrantes de esos grupos musicales anónimos, caminó por incontables lugares del centro de la capital para tocar en restaurantes, fondas e inclusive en sitios selectos, ganando buenos centavitos.
Por azares de la vida, alrededor de 1919 llegó a la provinciana ciudad del Uruapan, “la ciudad de las huertas de café”, pueblo en donde consiguió un buen empleo, por ello decidió quedarse a vivir aquí, en el edén michoacano; más cuando, a fines del año 1921, contrajo matrimonio con una vecina de la ciudad, aunque originaria de Sahuayo, llamada María de Jesús del Río Núñez, mejor conocida entre la sociedad de ese entonces como Chita del Río. 1
Don Valente Garibay conoció a Chita del Río, cierta ocasión que iba acompañada de sus hermanas, terminada la clásica misa dominical que se celebraba en el Templo Viejo, y que hoy lleva el nombre Templo de San Francisco.
Cabe decir que Chita, era prima hermana del General Lázaro Cárdenas del Río, por el lado paterno, ya que su padre fue José María del Río (Don Chema del Río), hermano de Felicitas, madre del estadista mexicano.
Don Chema era de Sahuayo, se casó con la doña Pilar Núñez y de dicho matrimonio nacieron seis hijos: José María, Isabel, Julia, María de Jesús (Chita, esposa de don Valente), Elodia y Enrique.
El padre de Chita del Río, laboró en la agricultura y fue el administrador de una hacienda muy cerca de Apatzingán, de ahí que sus hijos, entre ellos, Chita, llegaran a vivir en Uruapan dada la cercanía con la tierra caliente y su importancia comercial, la mayor tranquilidad que imperaba, el agradable clima y mejores posibilidades para que estudiaran, en fin.
Regresando a la vida de Garibay Palafox, como se citó, se quedó en la ciudad y una vez casado incursionó en el comercio agrícola, fundando su propio negocio como embarcador de fruta que conseguía principalmente de la región de Apatzingán.
Olvidaba decir que fue un buen comprador de la fruta -café, naranja y plátanos- que se cosechaba en la huerta de la Quinta “Josefina”, hoy parque nacional. Se la compraba a su dueña doña Josefina, hija del Lic. Eduardo Ruiz.
De tal forma que, para el sustento familiar, ya con la experiencia adquirida en la metrópoli, don Valente trabajaba exitosamente en la compra-venta de frutas regionales, siendo en un momento dado, el limón de Apatzingán, la fruta que más embarcó a su clientela de México, en donde su hermano Gerardo le ayudaba a colocarla entre los comerciantes del Mercado de la Merced.
Por ese tiempo los Garibay del Río vivían en una modesta casa ubicada en antigua calle de la Canoa Alta, hoy 16 de Septiembre, rumbo al Oriente de la Ciudad.
A los pocos años el embarcador logró reunir el suficiente dinero y compró una propiedad situada en la segunda calle de Emilio Carranza, antes Segunda de Santiago, que fuera de los señores Magaña Patiño.
Los integrantes de la familia vivieron un tiempo en su nueva casa de Emilio Carranza y precisamente alrededor de 1942 se habilitó el lugar para ofrecerlo como espacio hospitalario, surgiendo así el hotel “Villa de Flores”, nombre propuesto por la Sra. Chita del Río (2) y el que se incorporaba a otros hoteles locales como el Progreso, El París, el Mirador, El Palacio, etc.
Por otro lado, Garibay Palafox asimismo fue dueño de dos huertas: una ubicada en la zona de la famosa Charanda, donde sembraba café y la otra en la que tenía árboles aguacate criollo, situada en Jicalán.
Además, rumbo a Apatzingán compró una huerta de limones a la que su esposa Chita, inspirada en una obra del Lic. Eduardo Ruiz, le puso “Inchátiro”, un vocablo de origen purépecha.
La vida de los Garibay del Río dependía básicamente del comercio que tenía su padre.
Para esa época, don Valente y su esposa Chita disfrutaban los mejores años de su vida familiar al lado de sus hijos: Enrique, Julia, Susana y Jorge.
Vale la pena aclarar que, a pesar de que Don Valente Garibay era pariente político -desde la segunda década del siglo pasado- del General Cárdenas, aquél nunca quiso participar en cuestiones políticas de elección popular, aun a sabiendas del respaldo que le podía ofrecer el primo de su esposa. Y es que lo más probable sugiere pensar que prefería ganarse la vida siendo embarcador de fruta. 3
Sin embargo, don Valente Garibay invitado por Cárdenas, fue designado Jefe de la Oficina Federal de Hacienda -situada donde hoy se encuentra Telégrafos-, nombramiento que ejerció en los años 30 y más tarde en los años 50, del siglo pasado.
De su labor al frente de esta dependencia federal destaca haber sido quien avaló la firma de pago de la compra de la Quinta “Ruíz” a Josefina Ruiz (hija del Lic. Eduardo Ruiz), por parte del gobierno de la república, siendo presidente Lázaro Cárdenas, para su transformación en Parque Nacional.
Dicho de otro modo, un hecho que ha quedado para la historia de Uruapan en materia de la preservación de recursos naturales, su río, su flora y fauna; es sin duda la adquisición hecha por el gobierno del General Lázaro Cárdenas a Josefina Ruíz, última propietaria de la Quinta, para transformarla en lo que hoy conocemos como Parque Nacional “Barranca del Cupatitzio”. De acuerdo al decreto de creación plasmado en noviembre de 1938.
Así, la compra-venta se celebró entre el gobierno federal cardenista, representado por don Valente Garibay Palafox, de Hacienda, y las señoras Josefina Ruiz Vda. de Eiquihua, y Dolores Murguía Viuda de Molina (que vendió los montes anexos al Parque).
En tal medida, la operación se efectuó en la Notaria del Lic. Ignacio Martínez Uribe (situada en uno de los locales del edificio Sur de la avenida Ocampo), pagándole por la Quinta, con el cheque número 567549 de la Tesorería de la Federación, fecha 24 de febrero de 1939; la cantidad de 60,000.00 pesos. Firman: Contador Manuel Aguilar Ortiz y el Jefe de la Oficina Federal de Hacienda, don Valente Garibay Palafox, como funcionario autorizado para la compra. Olvidaba decir que a la señora Dolores Murguía en otro cheque se le pagaron 7,000.00 pesos, a cuenta de los montes anexos al parque y que ahora son parte del área de montaña.
a continuación, invitado por un selecto grupo de amigos suyos se animó a participar en la política local, aunque a decir estuvo a punto de retratarse; sin embargo, consiguió ocupar la Presidencia Municipal de Uruapan en dos ocasiones.
Así, el primo político de Cárdenas, asume la alcaldía en 1944, después de que el 31 de diciembre de 1943, Federico Ortiz Ayala le hiciera la entrega del poder ejecutivo, en una sencilla ceremonia.
Esa fecha, el comerciante agrícola -ya no trababa en Hacienda-, aún con poca experiencia en el mundo de la política, se dirigió con toda honestidad al pueblo con estas palabras:
“Al conferirme este honroso cargo, estoy animado de la mayor voluntad para servir a este pueblo, siempre que, como tengo ofrecido, pueda yo contar con la confianza, la ayuda moral y material y el completo respaldo tanto del vecindario de esta ciudad, como del honorable cabildo para el cargo que voy a presidir y de la superioridad en el estado; pero sí esta confianza, esa ayuda y ese respaldo por alguna circunstancia me fueran negados o retirados, mandaré por entendido inmediatamente con el mismo patriotismo y voluntad con la que he aceptado la responsabilidad que acabo de recibir, y renunciaré a ella en cualquier momento para que sea otra persona que más merezca esa confianza y respaldo por ser factores indispensables para que un Presidente Municipal bien intencionado pueda desarrollar una labor provechosa”. 4
Sin embargo, don Valente en su ejercicio administrativo logró gestionar interesantes mejoras en el aspecto urbano de Uruapan, dentro de un trabajo público muy distinto al actual, ya que para 1944 las necesidades de la población eran mucho muy distintas a las que ahora prevalecen.
Podemos sintetizar que en un año al frente del gobierno local, hizo que se ejercieran debidamente los diversos reglamentos locales, tomando en cuenta el sentir y los intereses que atañían a todos los núcleos de la vida municipal de entonces; logró adquirir equipo y municiones para la policía municipal, ante la Secretaría de la Defensa Nacional. Gestionó ante la SEP, un maestro para la policía y conjuntamente con el Comité Pro-Educación que se formó en el Distrito, en coordinación con el diputado federal José Zavala Ruiz, se distribuyeron en cada plantel y de forma completa, libros de texto gratuito y otros materiales. Y como gobierno local, fue partícipe en el establecimiento definitivo y por la tanto, en la creación oficial de la Escuela Secundaria Federal (hoy Lázaro Cárdenas), ante la SEP.
Del mismo modo, promovió el Programa Nacional de Censos. Y en su administración se llevó a cabo el reclutamiento de conscriptos de la clase 1926. Se emprendieron trabajos de mejoras urbanas, empedrados, introducción de agua potable, reparaciones en las escuelas: Juan Delgado, Francisco Camorlinga, Mártires de Uruapan, Manuel Doblado y Vasco de Quiroga. Como una forma de atractivo para el turismo y embellecimiento del centro, luego de 30 años sin arreglos, se efectuó la pavimentación completa de las plazas centrales: Mártires de Uruapan, Miguel Rincón y Fray Juan de San Miguel (hoy José María Morelos); y la reparación total del kiosco de la plaza Rincón.
Así, “más que promesas y ficticios programas inventados, en un año de labor don Valente Garibay Palafox, deja su recuerdo en hechos contundentes y confía como ciudadano amante del pueblo de Uruapan, que las administraciones que vienen sean la continuación su gobierno que se distinguió por ser honrado y respetuoso, un gobierno municipal cuyas aspiraciones honren al Régimen de México”. 5
En este tenor, en la segunda vez que prestó sus servicios como funcionario local no le fue del todo bien, ya que las arcas del municipio se encontraban en números rojos. Su trabajo con servidor público fue a partir del 7 de febrero de 1956, cuando Salvador Pedraza Gonzaga, le dejó el cargo, hasta el 1º de agosto de año, día en presentó su renuncia, tomando su lugar el síndico de entonces, José Romero Cervantes. Después llegaría al gobierno uruapense Isidro Angeles Galván y posteriormente, Rafael Ledesma Medina.
Es difícil mencionar en este breve apartado más detalles de la vida política de Garibay Palafox, ya que son pocas las referencias bibliográficas que se tienen, aunque hasta la fecha se sabe que fue un servidor público serio y responsable.
A propósito, don Valente Garibay fue el último propietario del Antiguo Teatro “Juárez” (que en ese tiempo era la Arena “Juárez”, situado en la esquina de la calle Madero y 20 de Noviembre) mismo que le compró a don Luis Coria Campos aproximadamente en 1948, para al final fincar cuatro propiedades, dos destinadas a sus hijos y las otras dos las vendió.
Por último, antes de concluir esta sencilla semblanza, vale la pena decir que la relación de la familia Garibay del Río con el General Cárdenas siempre fue muy cercana.
Fueron incontables las ocasiones en que don Lázaro solía visitar a su prima Chita y su esposo Valente. Es más, de tanta confianza que se tenían, que hubo veces en que don Lázaro, acompañado de su esposa doña Amalia, en reuniones familiares y de amigos, le gustaba que don Valente ejecutara piezas musicales para el deleite de los asistentes. También, fue sin lugar a dudas, Chita del Río una damita muy estimada por los Cárdenas. Para muestra se puede consultar los Apuntes del General, donde el estadista mexicano se refiere con gran tristeza el día que falleció su prima, a quien estimaba bastante.
Para concluir, don Valente y Chita del Río, vivieron los últimos días de su existencia al lado de sus hijos en esta población, Uruapan, la Ciudad del Progreso. Don Valente murió el 1º de noviembre de 1971.
Notas:
1 Entrevista a Enrique Garibay del Rio, 7 de septiembre de 2004.
2 Entrevista a Enrique Garibay del Río, 18 de septiembre de 2004.
3 Entrevista a Nicolás Oropeza Escobar, 20 de septiembre de 2004.
4 “Crítica”, año III, número 127, Uruapan, 31 de diciembre de 1943.
5 “Crítica”, año IV, número 179, Uruapan, 30 de diciembre de 1944.
Texto, Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan.
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