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El periodo del porfiriato, también tuvo como fruto una generación de mujeres ilustradas, interesadas en la problemática del país y con firmes decisiones en participar en los cambios que necesitaba este. Mujeres que surgieron desde el norte hasta el sur y que se unieron a la lucha por lograr un país lejos de la dictadura porfirista.
Esta generación de mujeres de dos siglos, entendieron que para que la lucha revolucionaria lograra un cambio pleno, necesitaba darles el lugar que les correspondía como ciudadanas, que no solo de obligaciones, sino también de derechos. Las mujeres exigieron su lugar y su reconocimiento, con facultades políticas igual que los hombres. Así iniciaron su lucha por alcanzar el voto femenino, una lucha en busca de la igualdad de derechos civiles entre el hombre y la mujer. Lucha que duraría muchos años, pues fue hasta el 17 de octubre de 1953 en que el presidente Adolfo Ruiz Cortines, cumple su promesa y otorga el derecho al voto de las mujeres mexicanas.
De estas mujeres feministas, que dejaron huella, surgieron: Laureana Wright de Kleinhans , Dolores Jiménez y Muro, Matilde Petra Montoya Lafragua, Laura Méndez de Cuenca, Eulalia Guzmán Barrón, Antonieta Valeria Rivas Mercado Castellanos, Elisa Acuña Rosseti, Natalia y Carmen Serdán Alatriste, hermanas de Aquiles; Juana Belem Gutiérrez de Mendoza, Consuelo Zavala, Elena Arizmendi Mejía, Elvia Carrillo Puerto, la michoacana María del Refugio García y por supuesto, la sonorense Hermila Galindo Acosta, entre otras más. Sin ellas, la Revolución Mexicana no habría logrado superar los largos años de atraso, de oprobio y de barbarie. Gracias a ellas, el porvenir siempre será más luminoso.
Hoy es grato recordar en estas líneas a la feminista:
HERMILA GALINDO ACOSTA, una mujer de pensamiento moderno en época de revolución.
La esfera de la mujer está en todas partes, porque la mujer representa más de la mitad del género humano, y su vida está íntimamente ligada a la de la otra mitad. Los intereses de las mujeres y de los hombres no pueden separarse. La esfera de la mujer está, por lo tanto, donde quiera que esté la del hombre; es decir, en el mundo entero….
La maestra y periodista, Hermila Galindo Acosta, fue la primera congresista mexicana, la primera mujer contendiente a un cargo federal; primera censora legislativa en México, primera diplomática y secretaria particular del presidente Venustiano Carranza, así como la impulsora de la propuesta de la Ley de Divorcio que expidió el 2 de enero de 1915 el presidente Carranza. Además, fue ferviente luchadora social, oradora por excelencia, fundadora de la Revista femenina “Mujer Moderna” y escritora de la obra: “La Doctrina Carranza y el pensamiento indolatino”, y por supuesto, pionera del feminismo en México.
Hermila Galindo Acosta nació el 2 de junio de 1886 en la hacienda de San Juan de Avilés, poblado perteneciente a Villa de Juárez, del municipio de Lerdo, Durango. Sus padres fueron los señores Rosario Galindo, originario de Avilés Durango, y Hermila Acosta, de Canatlán, Durango, quien murió cuando la niña tenía tres días de nacida. La pequeña fue criada por su tía Ángela Galindo, y por su padre, Rosario Galindo. Hermila tuvo dos medios hermanos, con los que no tuvo relación. Al morir su padre queda a cargo de su tía Ángela, la que la cuida y cría como si fuera su hija, siempre estuvo al cuidado de su educación. Hasta su muerte, Hermila considero a su tía como su madre.
La pequeña Hermila curso algunos años de primaria en su ciudad natal y otros en Chihuahua, donde estudio una carrera corta en la Escuela Industrial de Señoritas. Aprendió telegrafía, inglés, teneduría de libros, taquigrafía, mecanografía y español. El certificado que obtuvo fue de telegrafista y fue expedido y firmado por el entonces gobernador de Chihuahua, Miguel Ahumada.
Hermila desde pequeña mostraba una inteligencia precoz razón por la cual su padre pensó en enviarla a Estado Unidos a estudiar Química; cosa que no puedo hacer por su temprana muerte. Al parecer, cuando fallece su padre deja algunos bienes a los que los hermanos mayores de Hermila no le permitieron que tuviera acceso, razón por la cual después de la muerte de su padre tuvo que estudiar y trabajar para ayudar a su tía Angela a sostener la casa.
Empezó a emplearse a los trece años de edad, dando clases de taquigrafía, mecanografía y español a los niños de Lerdo, Gómez Palacio y Torreón. Igualmente, en colegios de esta última ciudad. Aprovechando esa situación para hablarles a sus alumnos de la situación económica y política del país, responsabilizando al entonces presidente Profirió Díaz. Desde entonces Hermila Galindo ya se manifestaba en esas actividades políticas junto con otras mujeres del norte de México.
Para 1906, Hermila Galindo pertenecía ya al grupo feminista “Las Admiradoras de Juárez”. Donde discutían y criticaban las teorías que pretendían mantener la sumisión femenina.
El 21 de marzo 1909 en la ciudad de Torreón, Coahuila, se conmemoro el nacimiento de Benito Juárez García. En esa ocasión, el abogado Francisco Martínez Ortiz, pronunció un espléndido discurso enalteciendo la figura del Benito Juárez y arremetiendo contra la dictadura de Porfirio Díaz. Este hecho marco la vida de la joven Hermila, pues al escuchar el candente discurso lo escribió en taquigrafía. Hecho que permitió que el discurso se conociera, ya que el entonces alcalde Miguel Garza Aldape, le recogió el original al orador con el objetivo de que no se divulgara.
Esa acción fue el principio para que Hermila lograra trabajar como taquígrafa en importantes bufetes de abogados y lo que vendría después a su vida. Ese mismo año llegaron a Torreón personajes de oposición al régimen de Porfirio Díaz, entre ellos: Benito Juárez Maza, hijo del Benemérito de las Americas; José Peón del Valle, Diódoro Batalla y Heriberto Barrón, quienes le pidieron a Hermila una copia del discurso de Francisco Martínez Ortiz, para regalárselo a Benito Juárez Maza. Estos al ver la inteligencia de la muchacha y su deseo de participar en contra de la dictadura de Díaz la invitan a formar parte de su grupo.
En esta etapa, su preparación intelectual sigue el género de los teóricos destacados en México y Europa, nutriéndose de los pensamientos y teorías de grandes pensadores como: August Babel, Augusto Comte, Jacques Fourier, Saint-Simón y Roberto Owen, Philipp Mailander, John Stuart Mill, Harriet Taylor, Flora Tristán, Rosa de Luxenburgo, Alejandra Kollontai. Otra influencia poderosa para Hermila fue la de Clara Zetkin, socialista alemana quien editó el periódico” Igualdad”. A Zetkin es a quien se le debe que, a partir del 8 de marzo de 1911, esta fecha se considerara el “Día Internacional de la Mujer” o “Día de la Mujer Trabajadora”.
Hermila no tuvo estudios superiores, pero el acceso a los pensamientos de los teóricos de avanzada forjó sus ideas. El paradigmático pensamiento feminista del siglo XIX estuvo centrado sobre todo en la lucha por ejercer derechos políticos dentro de un concepto más amplio que es la ciudadanía. Históricamente, la lucha de Hermila se inscribe en la etapa en la que las mujeres elevaron la voz a partir de la Revolución Francesa.
En el mismo 1909, Hermila regresa a Durango, ahí se contactó con Carlos Patoni, quien la insta a trabajos de propaganda revolucionaria.
En 1911, Hermila se traslada a la capital del país, ahí trabaja como mecanógrafa con el general Eduardo Hay, con quien permanece hasta la muerte del presidente Francisco I Madero.
El 20 de agosto de 1914, el Club Revolucionario Abraham González, al que pertenecía Hermila la nombra oradora para darle la bienvenida al General Venustiano Carranza, tras haber derrocado a Victoriano Huerta. En su discurso, Hermila le pide a Carranza que siga el camino de Benito Juárez, de intransigencia y abnegación como la única vía para salvar a la Patria. La elocuencia en el discurso de la joven impresiono al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, eso dio origen a que la invitara a trabajar con él como su Secretaria Particular.
De esta forma en 1914, Hermila inicia su trabajo dentro del gobierno del presidente Venustiano Carranza, quien traslada temporalmente su gobierno a Veracruz. En esta etapa Hermila escribía y daba discursos, organizaba clubes revolucionarios y recorrió varias entidades del país destacando el liderazgo y la “La doctrina Carranza”
El 16 de septiembre de 1915, fundó y dirigió el semanario “La Mujer Moderna”, el que tuvo vigencia hasta 1919. Fue su tribuna desde donde promovió públicamente el derecho al voto de las mujeres, desde ahí, afirmaba que la igualdad política debía extenderse a la educación, al trabajo y a las relaciones personales.
A finales de 1915, el Gobernador del estado de Yucatán, General Salvador Alvarado, convoca al Primer Congreso Feminista.
Del 13 al 16 de enero de 1916. Ante un foro de 617 congresistas, se celebró en Mérida, Yucatán, el “Primer Congreso Feminista”. Hermila Galindo no asistió a este congreso, pero sí participó a través de su ponencia: “La mujer en el porvenir”, donde defendía el derecho absoluto de la mujer a tomar las riendas de su destino. Ante la falta de acuerdo entre las congresistas en este primer congreso, meses después se convocaría a uno nuevo.
En octubre de 1916, el presidente Carranza al valorar los conocimientos de Hermila y su vocación incondicional a su causa, decide enviarla al extranjero para dar a conocer en el exterior su llamada “Doctrina Carranza”, en su representación fue a La Habana, Cuba (donde dio seis conferencias) y a Colombia. Así fue como Hermila se convirtió en la primera diplomática de México.
El 20 de mayo de 1916, Hermila recibe una “Mención de Honor” firmada por el presidente Carranza. Siendo esta por los patrióticos servicios prestados a la causa del pueblo, en momentos difíciles.
Del 23 de noviembre al 2 de diciembre de 1916, se celebró también en Mérida, Yucatán, el Segundo Congreso Feminista. Mismo que fue a solicitud de Hermila Galindo, con el apoyo de 600 firmas de mujeres. El evento se desarrolló bajo el eslogan: “Toda obra a favor de la mujer es civilizadora y es de resultados benéficos para el porvenir”.
Uno de los de los puntos a tratar en estos congresos fue sin duda el tema del sufragio femenino, pero no hubo unanimidad ni consenso en torno al tema. Por lo que es probable, que el constituyente de 1917, considerara por los resultados, que incluso las propias mujeres aún no se ponían de acuerdo en cuanto al tema de voto femenino y esto influyera en su decisión de no incluirlo en la Carta Magna. Finalmente, como resultado de estos primeros grandes esfuerzos de organización, surgen en Yucatán las “Ligas de Orientación Femenina”, que demandaban igualdad en los derechos sindicales y salariales, protección a la maternidad y facilidades para el control de la natalidad.
Su ascenso al poder le permitió a Hermila presentar al congreso constituyente 1916-1917, una propuesta para que en la nueva carta constitucional se incluyeran los derechos políticos de las mujeres.
El 16 de enero de 1917, Hermila Galindo Acosta, apoyándose en la tesis liberal de la igualdad de los derechos individuales frente al poder político, solicito el voto femenino al Congreso Constituyente de Querétaro. Pero el voto femenino nunca estuvo en la agenda de los constituyentes.
El artículo 34 constitucional quedó el 23 de enero de 1917, como estaba en la constitución de 1857:
“Son ciudadanos de la Republica todos los que teniendo la calidad de mexicanos reúnan además los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años sí son casados o 21 sí no lo son y tener un modo honesto de vivir”.
El artículo no especificaba como ciudadanos y ciudadanas a hombres y mujeres, y quienes tenían derecho de votar ya que el vocablo era genérico. En los hechos se excluyó a las mujeres.
Fue el primer desengaño que sufrió Hermila confiada en que la revolución daría el voto a las mujeres. El compromiso de Venustiano Carranza a restablecer la igualdad de los mexicanos entre sí y asegurar la efectividad y el pleno goce de sus derechos, así como la igualdad ante la ley, no incluyó a las mujeres.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se decretó el 5 de febrero de 1917.
Después de aprobada la Carta Magna, se convocó a elecciones. Hermila Galindo Acosta, acepta participar en la contienda representando al distrito electoral V de la ciudad de México. Bajo el argumento de que la constitución no priva a la mujer de votar en las elecciones, pues no especificaba hombres o mujeres, tan solo, “ciudadanos” en forma genérica, bajo este argumento las mujeres también podrían participar. Así bajo el lema: “Constitución y Reformas” Hermila como candidata a diputada llevó a cabo su campaña.
Elecciones del 11 de marzo de 1917. Hermila Galindo Acosta, es candidata a diputada federal por el V distrito. Fue la primera vez que en México una mujer contendió por un cargo de elección electoral, aunque Hermila perdió la elección y así lo reconoció. Queda claro que lo que ella quería era llamar la atención y mostrar públicamente que las mujeres podían y debían ser elegidas para ocupar cargos políticos. Después de la derrota, se erigió en censor legislativo para convertirse en vigilante de las actividades de la Cámara, identificando qué hacía y dejaba de realizar cada diputado.
En septiembre 1919 se publicó el libro de Hermila Galindo: “La Doctrina Carranza y el pensamiento indolatino”, cuyo objetivo era dejar un documento histórico del pensamiento carrancista.
En este año, Hermila en su faceta de periodista, se convierte en corresponsal de la revista femenina argentina “Nuestra Causa”, donde se le calificaba por su fino estilo como “La pluma de oro”.
21 de mayo de 1920, fecha fatídica que Hermila recordaría siempre. Pues fue dado el ataque cobarde que termino en el asesinato al presidente Carranza. Este asesinato trastocó al país en general y la vida particular de sus seguidores entre ellos Hermila Galindo. Para Hermila este fue un golpe devastador, y su respuesta se dejó sentir al condenar fuertemente el magnicidio. Después de estos sucesos Hermila decide retirase de la escena pública y aunque sigue con sus ideales, su retiro de la esfera de gobierno y política fue eminente.
En 1923, Hermila Galindo Acosta, contrae matrimonio con el jalisciense, Miguel Enríquez Topete. Después de casada se dedicó al hogar y a la pintura. Hermila tuvo una hija: Hermila del Rosario Topete.
El 7 de febrero de 1940, Hermila Galindo recibe la condecoración al mérito revolucionario por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Unificación de Veteranos de la Revolución, por los servicios prestados al movimiento durante el primer y segundo periodo comprendido del 19 de noviembre de 1910, al 15 de mayo de 1911 y del 20 de febrero de 1913 al 15 de agosto de 1914.
El 13 de octubre de 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortines, expide la reforma de los artículos 34 y 35. Por el primero se otorga la plenitud de derechos ciudadanos a la mujer mexicana, las reformas fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación el día 17 de octubre de 1953.
La primera mujer congresista vio culminada su lucha por las mujeres mexicanas en la reforma constitucional de 1953. Con sus logros políticos logró mostrar públicamente que las mujeres podían y debían ser elegidas para ocupar puestos públicos.
El 19 de agosto de 1954, casi un año después, la mujer que luchó por la libertad, por los derechos de otras mujeres, en una mañana tranquila se quedó dormida vagando en el sueño eterno. Murió de un infarto Hermila Galindo Acosta de Topete, después de alcanzar y ver logrado su sueño del reconocimiento constitucional del derecho al voto de la mujer mexicana. Con el cariño de su familia, con escasos recursos económicos, terminó la vida de la revolucionaria duranguense. Olvidada por muchos, menos por un distinguido político: el presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien envió la única corona que recibió Hermila en su funeral.
Días después, el 7 de septiembre de 1954 como resultado de las elecciones extraordinarias verificadas el 4 de julio de 1954 Aurora Jiménez de Palacios, se convierte en la primera diputada federal por el estado de Baja California.
Para el 3 de julio de 1955, las mujeres acuden a las urnas a emitir su voto para elegir diputados federales, dentro de las cuales resultaron electas, Marcelina Galindo Arce (Chiapas); María Guadalupe Urzúa Flores (Jalisco); Remedios Albertina Ezeta Uribe (Estado de México), y Margarita García Flores (Nuevo León).
En las elecciones de 1964, Alicia Arellano Tapia (Sonora), junto con María Lavalle Urbina (Campeche), fueron las dos primeras mujeres que llegaron al Senado de la República.
En 1979 Griselda Álvarez Ponce de León, se convierte en la primer Gobernadora por el estado de Colima.
El pensamiento de Hermila, fue muchas veces juzgado como extremista y subversivo; pues atribuía al hombre los defectos de la mujer al mencionar:
“La mujer tiene que conformarse con las disposiciones que dan los hombres y acatarlas aun cuando muchas veces le parezcan disparatadas o absurdas. La mujer no existe para la sociedad que es quien hace las leyes, más que para obligarla a cumplirlas (…) para adecuarlas al medio, no se le concede facultad alguna (…)”
Reafirmando dicho postulado en su postura que dirigió a la Asamblea del Segundo Congreso Feminista de Yucatán realizado en noviembre de 1916.
“(…) El Estado amputado de mujeres, está tan reducido a la impotencia, como el individuo a quien se le ha amputado un brazo o una pierna. El pueblo que tiene dos ojos para ver y dos pies para andar, amengua todas sus posibilidades de progreso obstinándose en no ver, más que por los ojos masculinos, las dificultades que hay que resolver para bien total de la humanidad, y en no andar más que con paso masculino hacia el fin del perfeccionamiento que es preciso alcanzar”.
Se ha avanzado y el esfuerzo hecho permitirá que la igualdad, equidad y los mismos derechos que tienen los hombres sean de las mujeres.
Con ello, Hermila abrió el camino para que las mujeres mexicanas demostraran su talento y desarrollaran su potencial; rompió prejuicios y abrió senderos, pero hay mucho camino por recorrer para incrementar la participación. Nos toca a las mexicanas del siglo XXI conquistar mayores espacios con inteligencia, el profesionalismo, el respeto y la tolerancia.
Palabras de su último discurso escrito en 1954, después de que el presidente Adolfo Ruiz Cortines reconociera la ciudadanía de la mujer mexicana concediéndole el derecho al voto.
“La mujer mexicana revolucionaria levantará un altar en donde colocará, en primer lugar, a Don Adolfo Ruiz Cortines y en seguida a todos aquellos que en alguna forma han contribuido a reivindicarla; a ese altar acudirán las mujeres mexicanas de todas las generaciones y doblando su rodilla, como lo hacemos ante las efigies, que suponemos, sin conocerlas, del Dios de la misericordia y de la Virgen del Cielo, dirán a sus hijos desde pequeños: “Tiendan las alas de la inteligencia y de los cármenes del saber, traed flores de gloriosas regiones del heroísmo, traed incienso de esas regiones en donde se respeta el derecho ajeno y se ama la virtud, traed luces, porque flores, incienso y luz se necesitan en este altar para mantener el recuerdo perene de aquellos que sacaron a vuestras madres de la esclavitud social para convertirlas en seres pensantes y conscientes de que, por lo mismo, darán a la patria hijos libres y valerosos, lo que nunca, nunca jamás , podrán hacer las mujeres ignorantes, fanáticas y supersticiosas, ni aquellas otras que , aun poseyendo determinada cultura, sólo quieren brillar en los salones para regocijo de los fatuos o de los que se embriagan con la fomentación de las vanidades sociales”.
Como un homenaje a los héroes de la revolución, el gobierno de México ha anunciado que en este 2020, el nuevo billete de 1000 pesos, será alusivo a la Revolución y a selvas húmedas, con las imágenes de Francisco I. Madero, Hermila Galindo y Carmen Serdán.
Laura Ramos.
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