En 1984, Gilberto Gil y su productor Liminha viajaron a Kingston (Jamaica) para grabar junto a The Wailers, la banda de apoyo de Bob Marley. Allí nació “Vamos fugir”, una de las canciones principales del disco “RaÇa humana”. También participaron otros músicos como el bajista Arthur Maia y el saxofonista Leo Gandelman.
“…en mi forma de tocar hay mucho de intuición pero mi sonido también viene de la formación. Me interesan mucho las tendencias que están asociadas a mi código genético, como los orígenes afrobahianos y afrobrasileños, a los que me siento muy cerca.
—Y la música nordestina…
—También. Es de dónde vengo. Todo esto se mezcla con el jazz y con la música pop internacional. Son muchas las cosas que convivieron para generar mi estilo.
—Tu niñez y tu adolescencia coincidieron con un gran momento de ebullición cultural: la explosión de la bossa nova se mezclaba con el rock y el pop que llegaban de Estados Unidos y Gran Bretaña. Más adelante, lideraste, junto a Gal Costa y Caetano Veloso, el movimiento del Tropicalismo. ¿De dónde sale tu interés por juntar estos dos mundos musicales?
—Sí, en mi música está la mezcla del rock y del pop con la música caribeña y la música nordestina. Creo que esto se debe a mi gusto por escuchar, comprender e intentar asociar mi manera de sentir la música con otras que son hermanas y que están en la formación del ambiente que se crea a su alrededor. Yo creo que es eso.”
Alejandro Aguerre, músico uruguayo.
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