Que era un gran filósofo no basta para explicar cómo una joven judía, en los años 20s en Alemania se apasionara por tal hombre oportunista, mujeriego, indiferente a lo que no fuera su OBRA- aunque, sin duda excepcional, pues se considera que los temas filosóficos de Heidegger son de gran trascendencia ahora y en los años venideros; de momento, ya ha tenido impacto, más allá del campo filosófico, en la Tanatología, Ecología, Bioética, Arquitectura; sólo por mencionar algo-.
¿El fundamentalista e ingenuo sueño de Heidegger?: ser EL filósofo de Alemania en plena época del nacionalsocialismo, o sea, Nazi; en pocas palabras: alucinó el insensato, con ser «el filósofo de Hitler».
¿Hannah Arendt comprendió a cabalidad a este hombre que guardó silencio antes todas las infamias del régimen-incluido el exterminio de sus homólogos judíos como ella lo era-, y por eso ya en los 60s, ella desde Nueva York restablece contacto con él y vela por el legado del filósofo, lo publica en inglés y le allega dinero?
Aunque aún no termino de leer este libro minucioso de Daniel Maier-Katkin, después de meditar obsesivamente desde hace varios años por la curiosidad de esta relación tan atípica, siempre he sentido que tengo la clave por la cual la mujer nunca rompió con él-ni mucho menos lo atacó cuando era la mayor politóloga del mundo- y por el contrario devino en la guardiana del legado Heidegger a la posteridad. Estoy convencido: mi explicación es: la comprensión total, lo comprendió cabalmente, y la comprensión es superior al amor total; o como lo interpretan los franceses con una bella frase: tout comprendre c’est tout pardonner (comprender todo, es perdonarlo todo)
Una digresión: Heidegger no se retractó, no expurgó su obra y no se desdijo de nada; la obra vale en sí misma aún ahora, es decir, no es espúrea.
Hablando desengañados aceptemos esto: la ética y la moral de la persona, no necesariamente se reflejan en la filosofía, ni en la pintura, arquitectura, poesía, literatura.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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