En la esquina
Columna
Cuauhtémoc Barajas R.
El término “nini” es un acrónimo castellanizado, relativamente nuevo en nuestro idioma. Apareció por primera vez en el siglo pasado, ya casi a finales del mismo, en Inglaterra. Se denotaba como “Not in Employment Education or Training” (NEET) para referirse a los jóvenes que no estudian ni trabajan. Como el apreciado lector identificará, no es sólo un problema exclusivo de México, sino de la mayoría de los países, lo que varía es la proporción de jóvenes que pasan por esta situación con respecto a la población total de cada país. De los grupos etarios de 15 a 24 años del mundo, de estos la cifra más alta de ninis se encuentra en los países ubicados en Oriente Medio y norte de África. Para 2010, en América Latina y el Caribe la cifra fue de 20.3%, por debajo de la media mundial.
Hay una correlación positiva entre oportunidades de estudio y trabajo con el dinamismo y crecimiento de la economía: a mayor ingreso per cápita del país, menor cantidad de ninis. No obstante, desde ya hace varios años los gobiernos de estos países han formulado programas para atender a esa población vulnerable. Sobresalen Alemania y Estados Unidos, que según la evidencia empírica, lo que han hecho para atender a este tipo de jóvenes ha funcionado bien, no han sido en balde los recursos públicos empleados, pues los resultados se han reflejado en un aumento de los cuadros con capacitación y estudio. En el vecino país del norte en particular, el objetivo es que los jóvenes no abandonen sus estudios por razones económicas.
En México, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro es administrado por el Gobierno para capacitar laboralmente a los jóvenes, o también a aquellos interesados en seguir estudiando en alguna institución educativa pública. Lo que se ha implementado en el país es una adaptación y aculturación de los programas del extranjero sobre los “ninis”, de tal suerte que es uno de los programas sociales que más recursos absorben del erario: se estima que obtiene una bolsa de más de 100 mil millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020.
La estructura operativa del programa será manejada por las secretarías del Trabajo y Educación Pública: la primera esta capacitando en aspectos laborales a 2.3 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años, remunerándolos con una beca mensual de 3 mil 600 pesos, mientras que la otra dependencia solamente apoya a 300 mil jóvenes con 2 mil 400 pesos por mes para que se incorporen a vida académica. La contraparte empresarial y educativa está a cargo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Concamin, Canacintra y Coparmex, así como del Instituto Politécnico Nacional, Conalep y el Colegio de México. Como entes supranacionales participan la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unicef.
Las intenciones del Gobierno son aceptables, pues se está impulsando el desarrollo de los jóvenes, sin embargo, parece un programa todavía susceptible de mejorarse porque no dice mucho sobre el tiempo que durará la beca, en el caso de los estudiantes, y qué requisitos se les pedirán que cumplan al estar subsidiada su manutención. Otro aspecto importante es el estudio socioeconómico que guardan los ninis en México, al parecer no pertenecen a las clases sociales más desprotegidas, sino que se mantienen en un estatus económico medio y bajo, en donde logran sobrevivir gracias al apoyo de sus padres o de algún familiar. Las clases más populares, generalmente, se encuentran laborando en la economía informal, muchas veces en actividades ilícitas que lamentablemente nutren a las organizaciones del crimen organizado.
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