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Leon Tolstoy, “Guerra y Paz”, mis comentarios

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Quiero poner un ejemplo personal de por qué se apasiona uno con cierto escritor de textos infinitos. Me voy a referir sólo a Tolstoy y sólo a su Guerra y Paz.
Lo que a algunos amigos lectores les ha parecido más aburrido, a mi me fascina, me embruja:

  1. Piere Bezukov se sabe pobre, perdido, sin talento y vagabundea, planteándose proyectos personales desmesurados.
  2. Pierre decide entrar a la Masonería, esto ocupa varias páginas.
  3. Bolkonsky escucha a Natasha una noche estrellada también es lenta la descripción, pero a mi me emociona mucho.
  4. Bezukov va a recorrer el campo de la próxima y sangrienta batalla va pensando mil cosas, y me parece muy interesante.
  5. Describe la vida cotidiana de Andrés Rostov en el ejército.
  6. Narra las visicitudes del Petia casi niño, antes de la batalla en la que perderá la vida.
  7. Teoriza sobre la historia, la guerra, el bien, el mal….
  8. Habla de Platón Karatayev como paradigma del alma de los pueblos.
  9. Describe pormenorizadamente los hospitales, los cuarteles, las batallas.
  10. Hablan de intimidades Pierre y Andrei. Disecciona a los «perversos» Helena Kuragina, el Principe Kuragin, Anatolio, Boris Drubetzkoy, Denisov.
  11. Nos muestra las inquietudes de la “fea” Princesa Bolkonskaya.
  12. Cuando escribe meticulosamente sobre el Emperador Napoleón o el Zar Alejandro.
  13. Cuando describe las fiestas de la realeza.
  14. Los Rostov van de caza y se narra al detalla cada etapa del proceso.
  15. Describe los caracteres franceses.
    Bueno, TOLSTOY ha sido uno de mis grandes amigos. Tú no estás para saberlo ni yo para contarlo pero algunas veces en situaciones de elecciones difíciles de mi vida ingenuamente pensaba en qué decisión hubiesen tomado Bolkonsky y Bezukov. Desde los 22 años que lo empecé a leer lo he hecho en todas estas ediciones. Dos veces la edición de Porrúa. La de Editorial Oceano, la más reciente traducción. Tres veces en francés: la de Pôche, Gallimard y una muy antigua de Hachette, versión de «una rusa «, así sin nombre propio de, 1886. La italiana, de Mondadori, con un maravilloso prólogo de VÍCTOR SHLOVSKY. La portuguesa de Aguilar que me trajo Carlitos de Brasil, traducida por nada menos que GASPAR SIMOENS. La de Aguilar que tradujo ANA LAURA TEDESCO. La inglesa traducida por CONSTANCE GARNET. La inglesa de Oxford, traducida por LOUISE y AYLMER MAUDE. Mi amigo Carlitos Portugués de puro provocador me regaló una hermosa edición griega dizque para que estudie griego, claro de burlón.
    Posdata: Como tengo 66 años no tengo prisa de nada: leo a los autores aburridos. A propósito me dio gusto que Milan Kundera titulara uno de sus recientes libros, La lentitud.

Juan Heladio Ríos Ortega, colaborador.

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