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Recibimos con profunda preocupación y dolor las noticias que llegan del hermano pueblo boliviano, sometido al avasallamiento de su institucionalidad democrática y la vulneración de su soberanía en el marco de un proceso que no puede ser nombrado más que como un feroz golpe de estado cívico-militar policial. La creación de un gabinete autoproclamado tras la violencia ejercida contra funcionarios en ejercicio y contra sus familias; el exilio del presidente Juan Evo Morales Ayma y el vicepresidente Álvaro García Linera; el poder cedido de modo creciente a las fuerzas de seguridad para actuar impunemente contra la población civil, la censura y advertencias extorsivas de funcionarios públicos a periodistas locales y extranjeros, entre otros datos gravísimos, van dejando claro el sentido principal de los acontecimientos y permiten identificar, en medio de un clima de confusión, operaciones y desinformación, el trazo inconfundible de los poderes voraces que pujan por regresar a nuestros pueblos, una y otra vez, a la larga y penosa historia colonial.
Como feministas y universitarias no podemos dejar de manifestar nuestra perplejidad y de llamar la atención sobre las declaraciones públicas realizadas desde posiciones feministas que, creyendo aportar complejidad en la mirada de la coyuntura política anterior al golpe, pierden de vista la delicada situación que se abre con este acontecimiento para nuestros pueblos y nuestra región. No se trata hoy de coincidir en el balance político que cada quien haga de los últimos años en Bolivia, se trata de comprender que hay momentos en la historia en los que sólo cabe la unidad de todos aquellos que se encuentran del lado de la vida y la democracia, en un mismo grito contundente de rechazo a la injerencia en nuestra región y al avasallamiento de nuestras libertades y derechos civiles, políticos y sociales.
En un mundo que parece asomarse vertiginosamente a una época oscura de segregacionismos, racismos y diversas formas de odio, no hay futuro para el feminismo ni lo hay para ninguna causa emancipadora, si no es en un marco de fortalecimiento de un amplio campo democrático popular. El feminismo está llamado a ser parte constitutiva de ese proceso, anhelamos que no pierda de vista la función que le toca cumplir en esta hora aciaga.
Nos mueve el deseo de una América Latina feminista, justa, libre y soberana.
Las Nexas ante el golpe de estado en Bolivia. ** Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires.
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