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URUAPAN, PREVIO AL 21 DE OCTUBRE DE 1865 Segunda parte.

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A principios de junio de 1865, en la geografía michoacana, la lucha sostenida entre los republicanos e intervencionistas no se interrumpía, pues no acababan de tomar una plaza los primeros cuando las tropas liberales ocupaban otra.
En ese tiempo Uruapan estaba controlado por las autoridades emanadas del Segundo Imperio Mexicano, que encabezaba Maximiliano de Habsburgo, quien, a su vez, estaba bajo las órdenes de Napoleón III, rey de Francia.
Los “chinacos” como se les conocía a los republicanos, tenían meses buscando el momento de apoderarse de tan importante ciudad de la provincia de Michoacán, pues como se ha dicho en repetidas ocasiones el pueblo progresista era el lugar más estratégico de la región y uno de los que mejor se identificaba con la causa del gobierno juarista.
En las primeras dos semanas de junio, la población del vergel michoacano presentía que no tardaba en suceder algo en ese lugar.
El día 14, el general José María Arteaga había salido rumbo a Tacámbaro y ganó su primera jornada en Acuitzio. Al siguiente día se concentró en Quiroga; y el 16 ya se encontraba en Zacapu, plaza en la cual se le unieron los generales Garnica y Ronda.
En la última población, los espías del imperio previnieron a sus jefes del arribo de las tropas de Arteaga de las zonas de Zamora, La Piedad y Puruándiro.
Horas más tarde, ya en el día 17, el Ejército Republicano penetró en la obscura y profunda sierra de Zacapu.
En ese momento se ubicaban en el Rancho de Ojo de Agua del Pajarito, Nicolás de Régules y Vicente Riva Palacio, fue el momento en que acordaron marcharse a Uruapan.
El plan del bando republicano era enviar al vergel michoacano algunos exploradores, entre hombres y mujeres vestidos de rancheros, llegando a su destino en las primeras horas del día siguiente, es decir, el domingo 18 de octubre de 1865.
La ciudad se encontraba pues en posesión de los imperialistas. Los rancheros entraron a escuchar la misa y luego se fueron a comprar el recaudo a la plaza y los portales. Una vez ahí recabaron información sobre las fortificaciones que el gobierno de la prefectura ocupaba y posteriormente se condujeron rumbo a la Quinta, situada junto a la Rodilla del Diablo, hoy parte del Parque Nacional “Barranca del Cupatitzio”.
A las doce horas de ese día, el coronel Francisco P. Lemus y varios vecinos recorrieron las calles principales, pues estaban organizando la celebración de una pelea de gallos, uno de los mayores vicios del soldado imperialista.
Entretenido el pequeño contingente, no se percataron que los rancheros habían llegado a Uruapan para obtener datos de la plaza y luego llevárselos a los generales Arteaga y Riva Palacio.
Poco después uno de los aliados a la corona francesa, al bajar por unas cuadras de la calle de Santiago, hoy Emilio Carranza, gritó desaforado:
– ¡Ahí vienen! ¡Ahí vienen! ¡Son muuuchos!
Al enterarse Lemus sin gran preocupación mandó tocar “La Coronela”, como muestra del peligro inminente que se veía venir.
Para contraatacar a los famosos chinacos, uno de los ayudantes del prefecto de Uruapan, Isidro Paz, comunicó la orden de ir por vecinos y gente que entonces pasara, para encerrarlos en el atrio del templo viejo (hoy templo de San Francisco), a fin de que se incorporaran con o sin su voluntad, a la defensa de la plaza.
En tanto que, acompañado de 30 jinetes, Lemus se marchó hacia la Quinta para esperar el arribo de los chinacos.
Sin embargo, comenzó a llover y los michoacanos que luchaban contra el Segundo Imperio se retiraron de aquella zona del Poniente de Uruapan.
Por su parte, Isidro Paz y sus seguidores ya se encontraban listos para la lucha que se aproximaba. No pasarían ni unas horas para que pronto se realizara el ataque y la toma de la plaza.
Los traidores de la Patria buscaron defender la cabecera de la prefectura con una guarnición de 500 infantes, 200 caballos, 4 piezas de artillería y ubicaron a su gente en sitios estratégicos, utilizados como puntos fortificados.
El primer punto fortificado, y el que sería el lugar más reconocido de este hecho histórico fue el templo viejo y sus dependencias. Por el lado Norte se fijó otro punto, el Fortín de Rangel, precisamente en la casa del señor Ambrosio Madrigal, a la altura de donde actualmente se encuentra una casa de estudiante, otrora propiedad de la familia del destacado insurgente, Lic. José María Izazaga. (Ver croquis de ubicación).
También en la Manzana de Sierra (llamada así porque en ese lugar vivió la rica familia de don Antonio Sierra), a la mitad del entonces conocido Portal Norte (hoy Portal Antonio Florentino Mercado), habían dos fortines: el Fortín de Lemus, donde se ubicó el jefe de la guarnición, y el otro, en la esquina Noroeste, en la casa del prefecto, al que le pusieron Fortín Paz.
PARTE (2) …CONTINUA
TOMADO DEL LIBRO.
LOS “MARTIRES DE URUAPAN, DEFENSORES DE LA PATRIA”
Del autor: EL CRONISTA SERGIO RAMOS CHAVEZ.

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