Aunque “Joker» mama sin pudor -como debe hacerse- de varias fuentes, no hay duda que estamos ante un evento extraordinario que va más allá de sus enormes valores cinematográficos. Y es que la gran hazaña de Todd Phillips ha sido meterle corazón, dolor y sobre todo muchísimos huevos a una típica obra del “mainstream” hollywoodense que, para peor, está conectada al vituperado y cada vez más cansino universo de los cómics y superhéroes. En estos tiempos infantilizados y puritanos, donde las grandes corporaciones no quieren arriesgar nada porque los grandes públicos tampoco demandan mayor rigor, es un verdadero espectáculo ver a las audiencias acudir en masa a ver una película adulta que no sigue las reglas de manuales cursis como “Save the cat” y cuyo protagonista reta todo el tiempo al ojo del espectador gracias a que es un monstruo fascinante. “Joker” viene a demostrar la enorme falta que hacen películas con verdaderos tanates en este mundo, esas que se hacían antes de que le tuviéramos miedo a casi todo. ¿Será un garbanzo de a libra o por fin vamos a demandar más cine de verdad? / Gustavo Moheno, guionista de cine.
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