Prácticamente todo lo que dice Greta ha sido pensado, escrito, dicho, desarrollado, multiplicado e introyectado cuando menos durante los últimos 30 años de ecologismo, con diversos matices y diversos alcances. Que a nadie le importe es otra cosa, pero importa demasiado Greta, y así multiplicamos más el culto a la celebridad que otra cosa, el tema es lo de menos, porque es falso que nadie haga nada, aunque lo diga con mucho enojo la chavita. Yo la veo y no puedo dejar de pensar en el síndrome de los niños actores que cuando dejan de ser niños se revela toda la manipulación que se hizo de su supuesta extraordinariedad. Acuérdense o vean el film de Paul Thomas Anderson, Magnolia, la historia del niño «sabio» que compite en concursos televisivos. O la referencia a cómo cierto pensamiento ecologista se impuso como discurso político y apuntala la sociedad tecnológica, en el documental de Adam Curtis «Observado por Máquinas de Gracia Amorosa». / Ángel Sánchez Borges.
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