Es innegable el toque melancólico que Robert Walser imprime a cada uno de sus textos, bastan tan sólo unas palabras para adentrarnos en la misma atmósfera donde él se encuentra, por ejemplo en «El ramo de flores»:
“Arriba, en el prado de montaña, donde reina una libertad hölderiana, recolecté un ramo de flores que me lleve a casa metido en el bolsillo»…
¿se imaginan el ramo de flores metido en el bolsillo de Walser? Luego nos dice: «las flores no son ni imprescindibles ni importantes ni pesadas. No desempeñan un papel relevante.
Son tan bellas como impunemente olvidables o por lo menos soslayables». Y es cuando te dan ganas de salir corriendo por un ramo de flores. (Robert Walser: «Sueños». Ciruela. Pág. 32).
Oscar Garduño, escritor.
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