Cuando llego a poner la televisión veo anunciadas series de narcos. En esta mañana de internet me percato que anuncian un serial con el mismo tema.
Me pregunto: ¿qué no hay otro asunto que tratar? ¿Es tanto el gusto del público por esas temáticas? Es definitivo que el asunto está de moda y las televisoras y productores ganan un buen billete con su explotación.
Por un lado nos quejamos de la descomposición social existente en nuestro país por el creciente narcotráfico que rige nuestras vidas. La colusión con el gobierno actual es una interrogante aún. Los jóvenes, los grupos de poder (no la generalidad por supuesto) ingresan a él como moscas a la miel. Los seriales mencionados son un espejo de opulencia inmediata para los que nada tienen, para quien la educación y los valores han estado ausentes. El deseo de entrar a él es innegable. Una redención se vislumbra. Una puerta a una vida mejor. Se explota lo que consideramos un mal. Contradicción absoluta.
El comercio ilícito de estupefacientes es una realidad contundente de nuestro mundo no nada más de México. ¿Qué tan bien tratado es el tema en estos seriales? Esa es la cuestión.
En el cine he visto buenas películas al respecto: «Scarface» de Brian de Palma, «El Infierno» de Luis Estrada, «Kids», películas que mostraban el grado de descomposición social, dolor, y falta de esperanza a la que ha llegado el ser humano. El camino recto no trae dividendos en pos del éxito monetario y la fama. Al ver este tipo de cintas uno cuestiona la realidad existente. Analizas al ser humano. Te confrontas. En cuanto al narcotráfico en Colombia recuerdo una gran novela, «Cartas Cruzadas», de Dario Agudelo. Gran microcosmos de la degradación humana. Los valores que se traicionan en pos del dinero y del reconocimiento.
El tema da para mucho indudablemente. Pero el ser humano no nada más es eso. Donde quedan los temas de esperanza, de amor, de ideales, de coraje, de valentía, de lucha, de creer en el ser humano, de amistad, de fe, del respeto a la diversidad en todos los sentidos,de vislumbrar un mundo mejor. O, ¿eso está pasado de moda?
¿Estamos tan jodidos que el brillo de la vida ya no lo sabemos ver? No es comercial. ¿Qué pensarán los guionistas? ¿Los cineastas? ¿Los actores? ¿El público? Creo que es el gran tema de nuestro tiempo: Los valores, el idealismo, la educación, el dar, en contraposición con la consecución del dinero, el bluff, la fama, el reconocimiento inmediato. Sea al precio que sea. To be or no to be
that´s the question.
En los últimos días vi cuatro películas, tres de ellas mexicanas, en la búsqueda personal de otros lenguajes, de otras temáticas profundas y necesarias. Historias comprometidas con la vida y con una postura inteligente. «La Camarista», de Lila Avilés, » Los Adioses», de Natalia Beristáin, » Traición», extraordinaria narrativa cinematográfica de Nacho Ortiz y » Dolor y Gloria», entrañable cinta de vida de Pedro Almodóvar.
México y su cultura de vida tiene y debe contarnos cosas más aleccionadoras, vívidas, que los seriales burdos comerciales de narcos y violencia morbosa. El creativo comprometido y transformador quizá nada debe buscar en los seriales mexicanos. Una lucha a vencer por transmitir masivamente lo que sí debe ser necesario y urgente; pero que por ahora parece imposible.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México-Tenochtitlan.
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