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CDMX.- En un Metrobus en esta monstruosa ciudad, que para este mismo ejemplo puede ser cualquier ciudad de provincia, un joven que ve su teléfono con los audífonos puestos, se fija que hay un lugar vacío e inmediatamente le indica a una chava que está distraída, que hay un lugar para que se siente. La chica lo ve con franco desprecio y no le agradece el aviso, pero se sienta.
Este caso, es uno de los miles de eventos similares que ocurren en la CDMX debido a la gran inseguridad y fobia que vivimos tanto en la calle como en vehículos públicos, hoy podemos explicar que la chava fue desconfiada del hombre desconocido y el hecho de hacer la grosería de no dar las gracias, se traduce a que no quiere abrir la posibilidad de que el chico en cuestión se sienta libre de sacarle plática o aprovechar el momento, o sea, es mera desconfianza.
En este punto pudo haber sido actuar con el miedo a dar las gracias, ya que miles de mujeres de todas las edades temen hacer un guiño, una sonrisa, cruzar palabras o mirar a los ojos. Hay cada individuo que lo malinterpreta “y cree que le tiran la onda”.
Ha habido casos donde el tipo cede un lugar con agradecimiento incluido y luego baja en el mismo lugar de la chica a la que le cedió el lugar y desde la ventana se puede ver cómo en persecución galanesca intenta sacar plática.
Aunque no todos son el mismo hecho. Así, Luis Armando Tellez, un amigo desde hace años que estuve en la Vocacional, me platicaba de su caso que iba en el camión cuando subieron dos chavas de la cual una venía quejándose en voz alta de dolor en los pies y él decidió pararse y cederle el asiento, pero curiosamente se dirigió hacia él y empezó a gritarle alegando que la veía como el sexo débil y hasta le dijo “¡maldito cab…!».
Cuenta que todo el camino se la pasó insultándolo, y cuando subían más mujeres hasta les advertía diciéndole que había muchos violadores.
El entendió que se trataba de una conducta habitual de la mujer y consideraba que su actitud pudo ser por que la agredieron fuertemente en algún momento (paranoia) o simplemente quería llamar la atención y traía problemas emociones o de abuso sexual hacia ella. El resultado, fue que desde entonces él no ha vuelto a ceder asientos a mujeres jóvenes. / Juan Barrientos Figueroa.
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