CDMX.- Por todos es conocido el encuentro de Andrés Manuel López Obrador y Carlos Slim, de donde surgieron miles de posturas ante el diálogo de dos grandes poderosos de nuestra república, el primero siendo el ejecutivo nacional, y el segundo uno de los más ricos de la tierra.
Al final, Carlos Slim cede, pero gana, de otra manera se quedaría sin poder invertir. He aquí lo que expresa: “Por otro lado, el empresario invierte no porque tenga mucha o poca confianza, sino porque tiene mucha o poca demanda, si hay demanda invierte, si no es un tonto va a perder…”
La clave del ceder lo manifiesta en que sabe que si hay demanda, y que por supuesto no es un tonto para desaprovechar su privilegiado territorio empresarial que dirige.
Es lógico que el quinto hombre más rico del planeta tarde o temprano lograra seducirse con AMLO, pero negocios son negocios, Slim no tiene un pelo de tonto.
“Lo que nos está faltando es hacer la inversión masiva que es la que genera actividad económica y empleo. Eso es lo que como señala el presidente, se está trabajando, en el momento en que se eche a andar ese programa de inversión muy importante, las cosas serán muy diferentes”, aseveró el empresario más rico de México y listado en las estadísticas como el quinto del mundo.
Por cierto, los protagonistas de esta historia mantuvieron una comida privada, según informó personal de la Oficina de la Presidencia, y pocos o casi nadie sabe que el reconocido empresario entró a Palacio Nacional con una bolsa de regalo en la mano para AMLO; y al salir del recinto ubicado en el centro de la Ciudad de México sagazmente Slim no dio declaraciones a medios. / Juan Barrientos Figueroa.
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