Al autor no le dieron el Nobel, ni como científico, ni como escritor, su obra en este siglo, está en la picota y todos corrimos a apuñalarlo.
Sin embargo, este ensayo, releído en varias épocas de mi larga existencia, me ha resultado siempre original e iluminador.
Masoquista y pesimista que soy, me regodeo con la descripción de la culpa y la infelicidad en el contexto de la cultura, la civilización tejidos por nuestras pulsiones y la aflorante y perenne contradictoriedad de los seres humanos: el hombre en esencia es un ser racional quien todo el tiempo lo está negando y se torna un racional imbécil, perverso, cruel y homicida: de eso va todo el asunto…
Ah, sólo quiero comentar: es un gran escritor, leo las dos versiones y se deja entender la obra con facilidad.
Ha sido un placer hacer las dos relecturas.
Claro, por supuesto, todo hermeneutizado en clave heideggeriana, si no, te pierdes en lugares comunes.
Juan Heladio Ríos Ortega.
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