1971: Fuimos testigos no solo del cinismo y la prepotencia del gobierno, sino de la indiferencia y apatía de ciertos sectores de la población
A quienes nos tocó vivir en el entonces Distrito Federal en esa etapa de nuestra historia, estos acontecimientos nos marcaron y nos hicieron tomar conciencia de que nuestro país está en manos de una clase política chacalera que no se tienta el corazón para mantenerse en el poder aunque para ello deba asesinar lo mejor que tiene, su juventud universitaria. No todos estuvimos en Tlatelolco en el ’68 ni en el Jueves de Corpus del ’71, pero cual más cual menos, todos supimos lo que sucedió ahí y fuimos testigos no solo del cinismo y la prepotencia del gobierno sino también de la indiferencia y apatía de ciertos sectores de la población. A 48 años de distancia las cosas no han cambiado y al nuevo gobierno le han amarrado las manos para actuar en beneficio de la población, al menos en el corto y mediano plazo, el chantaje es evidente. Exactamente tres meses después de los acontecimientos aquí narrados, se dio la magna concentración de jóvenes en Avándaro, situación que el gobierno aprovechó para desprestigiar aún más los movimientos sociales, descalificando a quienes estuvimos allí y desatando un linchamiento mediático que satanizó y destruyó paulatinamente todo un movimiento cultural, destrucción de la que no nos recuperaremos nunca y que a la perspectiva histórica resulta tan genocida como lo de Tlatelolco y el Jueves de Corpus. P.D. Lean la crónica adjunta, es muy ilustrativa, sobre todo para los jóvenes y uno que otro viejo despistado.
Víctor Moreno, músico.
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