Morelia, Mich.- La decisión tomada este domingo por el legislador michoacano Carlos Torres Piña representa sin duda el resultado de un notable decrecimiento del poder que venía registrando el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en nuestro estado, lo que expresa a su vez una baja tangible en cuanto a sus posibilidades políticas en toda la geografía michoacana para las elecciones de los siguientes años, y por lo tanto un posicionamiento viable como primera fuerza política en nuestro estado por parte de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Dicho de otro modo, el PRD en Michoacán poco a poco manifiesta una nula capacidad de poder y arraigo, debido a los errores cometidos en los últimos años por el actuar de sus líderes, que lejos de consolidar un partido político y una verdadera ideología de izquierda, optaron por el individualismo y el sectarismo.
Hoy con la desbandada del numeroso grupo que abandera el líder Carlos Torres Piña y que se definía dentro del PRD como Alternativa Democrática Nacional (ADN), nace la determinación de seguir un nuevo camino con la misión de retomar los ideales de la izquierda michoacana en beneficio colectivo, la que establecerá evidentemente el rumbo y el perfil de los aspirantes a los futuros gobiernos.
Estamos seguros que este suceso comenzará a ser tema de análisis político a nivel nacional por la decisión del joven político, originario de Paracho, que asume la facultad de liderazgo y estratega y que actúa como ejemplo nacional de cómo se aplica la libertad del ejercicio político.
La política sectaria no es viable en los tiempos modernos ni mucho menos el absolutismo, factura que pagan las élites perredistas de Michoacán.
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