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Los inversionistas para el festival por el 50 aniversario de Woodstock se rajaron y dijeron que siempre no. Su decisión me parece sensata ya que las expectativas estaban demasiado altas. No hay que olvidar que el festival original se realizó en una época muy distinta, la mentalidad de la gente era muy diferente. Si esperaban volver a reunir medio millón de personas, hay que entender que el riesgo implícito de conflictos entre la audiencia es muy alto. Hoy en día no existe la empatía y solidaridad del movimiento hippie que le dieron realce y valor al evento original, al contrario, el gobierno de Trump ha fomentado el odio social y el racismo más estúpido de los años recientes por lo que el entorno general no es nada propicio. No hay que olvidar que en 1969 la mayoría de la gente entró al festival sin pagar boleto por lo que financieramente fue un fracaso. La recuperación (parcial), llegó a través de los derechos por las grabaciones y la película. Los precios que pretendían para el nuevo festival estaban muy caros y seguramente tomarían las medidas necesarias para que nadie entrara sin pagar, ya no hay empresarios hippies. Se supone que los organizadores buscarán alternativas para realizar el evento. En lo personal considero que es mejor dejarlo por la paz y entender que Woodstock es irrepetible. Como Avándaro. Ya andan agitando las aguas para hacer lo correspondiente dentro de dos años. Ojalá y no, porque lo más seguro es que terminen haciendo un Vive Latino gigante con los Ángeles Azules como cabeza de cartel.
Víctor Moreno, músico.
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