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¿Pero dónde empieza la violencia contra la mujer? Para muchos la violencia contra la mujer la ejerce el hombre, el machista es el abusador. Yo difiero de esa etiqueta así tan tajante, pues la violencia no tiene ni edad ni género. Muchas son las circunstancias que originan a que un hombre se convierta en un machista golpeador y abusivo de su fuerza física contra una mujer.
Como todo lo que se forma en un individuo tiene un origen, el ser abusivo no es la excepción. El hogar como gestador primario de la formación de un hombre tiene gran responsabilidad. Pues los valores se dan ahí, y de ahí sale el hombre o la mujer que se formaran con la educación que se le dé al niño y a la niña.
Es en los hogares donde por costumbre la mujer “madre” es la que da los cimientos de valores a sus hijos (niños y niñas), es en el hogar donde el padre enseña con el ejemplo como se debe tratar a una mujer, según el trato que le dé a su esposa, y a su vez es la madre la que al permitir mal trato por el esposo está enseñando al hijo a ser golpeador y abusivo con las mujeres como un patrón normal de conducta. Es en el hogar donde la niña empieza a recibir los primeros abusos, ya sea de hombres o mujeres, en la figura de la madre, padre, hermanos, tíos, etc. Para la niña al igual que el niño que crece en un hogar de golpes y de maltrato estas conductas son adquiridas y se convierte en un esquema de vida natural, cuando no lo es.
Otros factores también importantes son el ambiente social en el que se vive: la escuela, el vecindario, y actualmente las redes sociales, entre otro más. El acoso o Bullying en las escuelas que sigue en aumento y este abuso no tiene preferencia, se da entre géneros por igual.
Ante este contexto, y sin profundizar más, nos damos cuenta que todos tenemos parte de responsabilidad en la violencia que viven las mujeres. No solo es un problema contra el hombre, esto ingiere y responsabiliza también a la mujer. Por eso la importancia de inmiscuirnos en la formación de los niños y las niñas de una manera más comprometida desde el hogar. A las autoridades les corresponde hacer su parte y es desde el sector educativo donde se puede ir ayudando a que esto cambien, pues es ahí en el plantel donde se detecta el primer brote de violencia entre niños y niñas como resultado de los valores que traen de sus hogares.
No bastan días naranjas, no basta dar a los niños y niñas cosas materiales, cuando no se da lo básico que es el respeto y el amor que merecen para una formación sana. Los cimientos de un hombre sano son el hogar. “Que permites y que das”.
Por eso mi grito es a las madres de familia, “No más abuso en el hogar”, y si estas en un hogar violento pide ayuda, es por ti y por tus hijos.
“Una niña es un capullo que hay que cuidar para que sea una bella flor en la figura de una mujer”.
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