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Sharon Stone: La “sex simbol” de los 90s una vez en México

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Corría el año de 1992 y la gran fama de la actriz Sharon Stone se incrementaba de manera exorbitante ya que sus caracterizaciones y estelares la ubicaba en el máximo estrellato, y ello se debía a su trayectoria que había subido de rating gracias a la polémica filmación llamada: “Bajos Instintos”.
Justamente en abril de 1992 haría una visita de turista a México, donde el famoso periodista Enrique Castillo-Pesado, a petición del productor de cine Alfonso Rosas Priego, sería el encargado de acompañarla como guía de visita, a los lugares que visitó aquél año: la Ciudad de México, Cuernavaca, y Tepoztlan (Morelos), y San Miguel de Allende, Guanajuato.
En la ciudad de México, la actriz y modelo estadounidense se hospedó en el distinguido Hotel Camino Real, de donde su guía –Enrique Castillo-Pesado, la llevó a cenar a “La Valentina San Angel”, lugar de clase donde disfrutó de vino tino y tequila, saboreó tacos de camarón, filete mestizo y pie de pétalos de rosa, esa noche, quien se convirtió en un símbolo sexual y saltó a la fama tras interpretar a Catherine Tramell en el thriller erótico “Basic Instinct” (1992) le decía a su acompañante:
“Yo ya había estado en México, tuve la oportunidad de actuar como extra en una película que produjeron los directores René Cardona y Hugo Stieglitz”.
El periodista, quedó sorprendido por la sencillez de la actriz de cómo se desenvolvía en sus diálogos, y la manera tan amable con la que firmaba autógrafos a aquellos mortales que tuvieron la suerte de estar ahí, esa inolvidable noche.
Acto seguido, Stone se dio el lujo de acompañar al cuarteto que amenizaba en el restaurante y les solicitó que le permitieran acompañarlos, para cantar melodiosamente y muy a su estilo: “El Rey”, “Bésame Mucho” y “Cielito Lindo”.
Al día siguiente, de acuerdo a su itinerario, en una avioneta ambos partieron hacia la ciudad de Cuernavaca, donde comieron en el reconocido hotel y restaurante mexicano “Las Mañanitas”.
Estando en la llamada “Ciudad de la Eterna Primavera”, a petición de la visitante, Castillo-Pesado la llevó por aire hacia el pueblo de Tepoztlán, ya que quería estar en la locación donde años atrás Paul Newman y Robert Redford, habían filmado “Butch Cassidy”, pero al final no bajaron a tierra y sólo volaron en círculos por el área magnética de ese estado, donde para la sorpresa de periodista ella le preguntó ¡si había ovnis en esa zona!
En la tarde se dirigieron a San Miguel de Allende, Guanajuato, ya que había sido invitada a hospedarse y a estar por tercera vez en tan bello lugar, siendo su anfitrión Jimmy Sprowls, uno de los pioneros en los llamados “Hoteles boutique”.
Ese día, lucía muy austera, pero con gran personalidad: vestida de camisa y pantalón de mezclilla, mascada roja, botas españolas y una chamarra de cuero, en resumen, disfrutó gratamente la hospitalidad y la rica gastronomía.
Por cierto, en su charla con Enrique Castillo-Pesado, le platicaba de los trabajos de poco valor cinematográfico que había hecho durante unos diez años atrás, pero fue cuando apareció el director Paul Verhoeven quien la invitó a que protagonizara “Bajos Instintos”, la que la convirtió en la sex simbol de los 90s.
“Cuando uno la conoce y ve sus medidas, los gestos simpáticos y eróticos, los gemidos del alma y sus sueños a medias, se nota inmediatamente que uno está delante de la actriz que en “Bajos Instintos” basa su propia personalidad”, rememora en su libro “La Mitad de Nada”, el encargado de la visita de la hermosa americana, a quien debemos esta breve reseña./ Flavio “El Checo” Ramos, para “Tiempo de Michoacán”.

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