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Allá por los años 60`s del siglo pasado, el gran actor mexicano Arturo de Córdoba refería a la baja calidad cinematográfica y actoral que prevalecía en México, luego de una época dorada donde dicho actor originario de Mérida, Yucatán participaran en grandes peliculones, de culto.
Y es que hacia 1964, uno de los grandes personajes del cine nacional estaba dedicado a su familia, ya que la llamaba “Nueva ola” había invadido el repertorio fílmico en precarias películas que no llenaban su expectativa como actor, en todo el sentido de la palabra.
“Como vi que se aproximaba un periodo de crisis, quise evitarlo; un grupo de amigos actores nos preparamos a la lucha, pro nuestros esfuerzos fueron en vanos. Había ya mucha mediocridad y muchos elementos malintencionados que nos impidieron hacer las cosas y planes que habíamos pensado”, dice en entrevista al reportero de la revista “Confidencia” (Número 972, abril 14, de 1964).
Para ese entonces, los llamados actores de la “Nueva ola” eran simple y llanamente actores al vapor, pésimos, muchos de ellos eran valores sin estudio, si dedicación ni preparación actoral, sin verdadera vocación, la que está dispuesta hasta el sacrificio. Un hecho que suele ocurrir hasta nuestros días en distintas facetas y ejercicios de la actividad humana.
Arturo de Córdoba -su nombre verdadero era Arturo García Rodríguez- dio brillo y forma al cine mexicano, prestigio internacional. En una época que deberían conocer y aprender los nuevos perfiles actorales, en una época de grandes talentos, como los Pedro Infante, los Armendáriz, los Beristaín, los Negrete, los Soler, Lola del Río, María Félix, Esther Fernández, y otras muchas que dieron batallas victoriosas para el cine mexicano.
La vida de Arturo de Córdoba se puede resumir en un niño que vivió en varios países; su padre de origen español fue José García, y “al enviudar mi madre –Carmen García de Origen yucateco-, contrajo segundas nupcias con un caballero argentino, y allí empezó mi peregrinaje por el mundo: España, Argentina, Estados Unidos, Suiza, Inglaterra y de regreso a Argentina”, refiere al entrevistador de “Confidencias”.
En Argentina fue periodista deportivo pero no estaba satisfecho con su actividad, “preferí regresar a mi país, México, donde me instale definitivamente, seguí la profesión de periodista y trabajé, al mismo tiempo como locutor. Era el comentarista de la XEW”, dice.
En septiembre de 1935, el destino del actor yucateco, lleno de éxitos y triunfos en taquilla, estaba por llegar:
“Fue por entonces cuando el director Arcady Boytler me propuso entrar al cine, con el papel de galán, en la cinta Celos, junto a Vilma Vidal y Fernando Soler”.
Habrían de pasar más de tres décadas de logros ganados gracias a su constancia preparación, estudio y superación en el mundo actoral.
La vida artística de este personaje abarcó un buen número de películas, más de un centenar, rodadas tanto en México como en otras latitudes, incluyendo Argentina y Hollywood, donde destacara: “El”, “Las Tres Perfectas Casadas”, “El Rebozo de la Soledad”, “El Amor de los Amores”, “Pecado de Juventud”, y El Esqueleto de la Señora Morales”, una de las obras que dirigiera el gran Luis Buñuel.
En resumen, desde mediados de los 60s, fue cuando prefirió mejor alejarse del ambiente artístico, ya que “actualmente la base del éxito está en considerar otro tipo de elementos de los que nuestra generación no está de acuerdo, creo que mi largo retiro voluntario del cine es por dignidad, del público generoso que tantos esfuerzos me costó conquistar, prefiero, si así fuera, ser olvidado a ser despreciado”, remata señalándole al medio impreso.
Cabe agregar que Arturo de Córdova llegó a ser galán protagonista de actrices como Louise Rainer, Ingrid Bergman, Betty Hutton, Dorothy Lamour y Joan Fontaine, y qué decir de las mejores estrellas mexicanas de las que “puedo decir que he actuado, con todas las de primera magnitud”. De la misma manera obtuvo varios Arieles y premios internacionales. / Flavio “El Checo” Ramos para “Tiempo de Michoacán”.
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