Hoy en día, la contaminación es una preocupación, y el suelo también se ve afectado. La contaminación del suelo es un peligro oculto que se esconde bajo nuestros pies.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a propuesto la campaña «Sea la solución a la contaminación del suelo» para este año 2018 tiene como objetivo concienciar a personas para acabar con la polución del suelo, bajo la etiqueta #StopSoilPollution.
Señala que, un tercio de nuestros suelos en el mundo ya están degradados y corremos el riesgo de perder más. Aunque muchas veces sea un problema que pueda pasar desapercibido, afecta a todo el mundo, en todas partes. Con un incremento de la población mundial que se espera que alcance los 9000 millones en 2050, la contaminación del suelo es un problema mundial que degrada nuestros suelos, envenena los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.
Los suelos tienen un gran potencial para filtrar y amortiguar los contaminantes, degradando y atenuando los efectos negativos de los contaminantes, pero esta capacidad es finita. La mayoría de los contaminantes proceden de actividades humanas, como las prácticas agrícolas no sostenibles, las actividades industriales y la minería, los residuos urbanos no tratados y otras prácticas no respetuosas con el medio ambiente. A medida que la tecnología evoluciona, los científicos son capaces de identificar los contaminantes no detectados anteriormente, pero al mismo tiempo estas mejoras tecnológicas conducen a la liberación de nuevos contaminantes en el medio ambiente. En la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2, 3, 12 y 15 tienen metas que recomiendan la consideración directa de los recursos del suelo, especialmente la contaminación y degradación del suelo en relación con la seguridad alimentaria.
Es hora de combatir la contaminación del suelo y convertirnos nosotros mismos en la solución a la contaminación del suelo.
Por otra parte. El suelo desempeña un papel fundamental en el buen funcionamiento de los ecosistemas, contribuyendo a la regulación del flujo del agua y el clima, la biodiversidad, la captación de carbono y la preservación de tradiciones culturales.
Este está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, además de contener aire y agua. En realidad es una capa delgada que se ha formado muy lentamente a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento. Un centímetro de suelo puede tardar hasta 1.000 años en formarse y en este proceso han intervenido tanto las plantas como los animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo, siendo descompuestos por los microorganismos, transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo.
Los suelos tienen relación con el cambio climático, la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la economía. En México se encuentran 28 de los 32 grupos de suelos presentes en el mundo. La diversidad de los suelos favorece la práctica de diferentes tipos de sistemas agrícolas y una amplia gama de productos que se obtienen de ellos.
El suelo es la capa delgada de material que se encuentra en la superficie de la Tierra. Son recurso natural que consiste en materiales inorgánicos, orgánicos, aire y agua que al ser el medio en el que las plantas se establecen y crecen colaboran en la producción de alimentos.
Los suelos tienen relación con el cambio climático, la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la economía; su conservación mejora la capacidad de producción de bienes y servicios ecosistémicos, y contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. los suelos que ocupan la mayor proporción del territorio son los Leptosoles, es decir poco profundos, con una gran cantidad de grava y susceptibles a la erosión. Le siguen en importancia los Regosoles, que son pedregosos, poco profundos, típicos de las zonas montañosas y áridas de México, y los Phaeozems, que se presentan en zonas de clima seco y semiseco y son importantes para la agricultura de temporal, mientras que los Vertisoles son importantes para la agricultura de riego. La diversidad de los suelos favorece la práctica de diferentes tipos de sistemas agrícolas y una amplia gama de productos que se obtienen de ellos.
En contraparte, debido a las características morfológicas y el relieve del país, algunas actividades agrícolas se realizan en suelos que no son los mejores para la producción de alimentos.
De esta manera, 2.6 millones de hectáreas (el equivalente a la superficie del estado de Nayarit), se realizan actividades agrícolas en suelos con menos de 25 centímetros de profundidad, que presentan poca fertilidad y son proclives a la degradación y poco adecuados para la explotación.
Los Leptosoles líticos, que se encuentran dentro de la categoría de menos de 10 centímetros de profundidad son usados para el desarrollo de la agricultura de subsistencia y representan 3.0 por ciento de la superficie agrícola de México (superficie similar al tamaño del estado de Aguascalientes).
Se calcula que 95 por ciento de los alimentos se producen directa o indirectamente en el suelo. “Los alimentos saludables y de calidad sólo pueden producirse en suelos sanos. Un suelo vivo y sano es un aliado crucial para la seguridad alimentaria y la nutrición”. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)
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