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Hoy en el marco del “Día Internacional de la Solidaridad Humana”, México recuerda dos momentos donde se ha dejado sentir con mayor fuerza el respaldo del pueblo de México, me refiero al 19 de septiembre de 1985 y al 19 de septiembre de 2017.
En el país, como en el mundo ha surgido momentos de grandes catástrofes naturales o sociales que se tienen en la memoria, pero para el pueblo de México, los terremotos de ambas fechas y sus consecuencias estos marcados en la memoria colectiva.
Y es que desde su significado “solidaridad”, tiene su origen en un aspecto social, y etimológicamente la palabra proviene del latín “solidus”, que significa “solidario”; mientras que en la Sociología, es una sensación de Unidad, cuyo objetivo es lograr una meta común.
Por ende, la “solidaridad” es una condición humana tan necesaria para los pueblos, ya que sólo con una actitud solidaria los pueblos se conducen por el camino del desarrollo sustentable.
Lograr que un individuo, una familia, una comunidad, un pueblo o una nación sean solidarios, solo se puede a través de la buena educación. La sensibilidad más importante se da enseñando el respeto, los hábitos, las actitudes; son la enseñanza que se ofrece a diario para el comportamiento del individuo.
Enseñamos con el ejemplo. Por eso la importancia de crear hábitos desde el hogar que hagan la diferencia. La comunicación abierta y bien enjuiciada es fundamental para una buena comunicación basada en el respeto hacia el semejante.
Es el respeto a la naturaleza, a las leyes sociales, al ser humano y así mismo, lo que forma individuos solidarios.
La solidaridad trasciende fronteras políticas, religiosas, territoriales, y/o culturales. Por eso hoy más que nunca urge crear una conciencia moral desde lo particular hasta global, de la gran necesidad de ser copartícipes como la especie pensante más evolucionada de nuestro planeta.
“Amarse los unos a los otros”, es un mandamiento bíblico de los católicos de profundidad para toda la humanidad. / Laura E. Ramos.
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